Darío Pérez
@Ringsider2020

Quizás a muchos de los que leen estas líneas no les resulta demasiado familiar el nombre de Dragon Fire Boxing. Sin embargo, si son habituales lectores de ESPABOX, les puede sonar conocido alguno de los boxeadores que pertenecen a esa promotora, como Ronald Chacón, Andrés Campos, Bruno Tarimo o Junior Cruzat.

Todos ellos, y otros jóvenes poco conocidos en nuestro país por las limitadísimas emisiones de boxeo en televisión fuera de las cuatro grandes compañías boxísticas mundiales (Matchroom, Golden Boy, Top Rank y PBC), están clasificados en listas mundiales y listos para hacer mucho ruido en los próximos años. Finalmente, seguro que si sacamos a la palestra a los dos miembros de Dragon Fire más internacionales, los hermanos gemelos Andrew y Jason Moloney, que han coqueteado con los títulos mundiales de sus categorías de peso, a todos nos resultará mucho más común el nombre que proponíamos al comenzar el párrafo.

Dragon Fire Boxing es una promotora australiana, como los Moloney y muchos de sus púgiles. A sus mandos está Tony Tolj, también australiano y de orígenes yugoslavos; sus comienzos en el mundo del boxeo fueron por casualidad, y así fue como, de repente, se vio teniendo que gestionar la carrera del mítico Chris John, uno de los campeones mundiales más longevos de la historia del pugilismo. Y los hechos relativos al indonesio hablan por sí mismos: defendió su título nada menos que 18 veces en cinco países diferentes.

A partir de ahí, el crecimiento de Tolj como mánager y promotor le ha llevado a ser uno de los más reputados en nuestro deporte. Su empresa, Dragon Fire Boxing, ha crecido hasta tener en la actualidad una de las canteras más prometedoras por varios continentes, con especial atención a un caladero de talento con necesidad de oportunidades, Hispanoamérica.

Tony Tolj y Andrés Campos

Así llegamos a Nicolás Martínez, que es el gerente de su filial en América del Sur, Dragon Fire Latino. Desde la promotora, contactaron con ESPABOX para contarnos la circunstancia de que Nicolás es chileno, pero también posee la nacionalidad española. Tiene una curiosa historia detrás y, aprovechando su estancia en nuestro país, pudimos hablar con él sobre su empresa y cómo se han ido convirtiendo en una de las promotoras boxísticas más respetadas en Australia e Hispanoamérica, realizando veladas constantemente y con bastantes púgiles en listas mundiales asomándose a la élite:
«Yo soy chileno y he sido muchos años piloto comercial de la aerolínea LatAm, que llega a Madrid con regularidad. También tenía una cadena de gimnasios de boxeo en Chile que se llamaba ‘Libra por libra’, en la que uno de mis profesores era Andrés Campos, de la selección chilena de boxeo, vencedor de varios campeonatos internacionales y estuvo en la preolimpiada, tú lo conoces bien porque lo has entrevistado. Yo le vi mucho potencial y quise hacerlo debutar como profesional en 2018. Hoy en día, es la máxima estrella del boxeo en Chile. También soy mánager de Junior Cruzat y Ramón Mascareña.

En los años 60, el boxeo allí en Chile era una locura, pero con los años se fue perdiendo la afición y ahora es casi todo tenis y fútbol, son los dos deportes que se ven a todas horas en televisión. Pero antaño, para que te hagas una idea, Martín Vargas fue lo que aquí Alonso con la Fórmula 1, desató un boom pugilístico en nuestro país. Luego estuvieron Benedicto Villablanca y otros más, pero todo vino de Vargas, que disputó cuatro veces el título mundial y siempre perdió porque antes de ello siempre había tenido una oposición no demasiado alta, y así no pudo sacar todo su potencial en las peleas de título.

Ahora estoy en España, yo soy español porque mi padre era español de nacimiento, aunque emigró a Chile de joven. He venido mucho a España por trabajo, y ahora he venido varias semanas a Barcelona por temas sentimentales. El tema covid en Chile está muy mal, así que de momento no me es posible volver allí; se cerraron fronteras porque, tras relajarse las medidas, se desmadraron los contagios y han tenido que volver a cortar por lo sano.

En agosto, dejé la aerolínea para centrarme en mi negocio de barberías y, sobre todo, en el boxeo. No me gusta poner todos los huevos en la misma cesta, siempre he sido muy inquieto. Siempre fui aficionado al deporte desde que nací, en el año 1989, y con el tiempo me empezó a gustar el boxeo. En los diez años que estuve en la aerolínea, conocí gran parte del mundo, y siempre veía que el boxeo en el extranjero era un deporte muy importante, pero en Chile no… Así que me dio por crear gimnasios para que la gente pudiera practicarlo. Empezaron a aparecer en ellos un par de boxeadores de la selección, la gente siguió abriendo más gimnasios y se ha ido dando un pequeño boom de nuestro deporte. Ahí «pesqué» a este profesor, Andrés Campos, y no quería debutar como profesional porque no había promotores, ni agentes ni estructura para poder hacer grandes cosas. Y yo le propuse hacer todo eso nosotros».

Andrés Campos y Nicolás Martínez

Le preguntamos cómo pasó de ser simplemente un mánager que hizo pasar a profesionales a un boxeador a estar al frente de Dragon Fire Latino, ante lo que Nicolás nos explica el proceso:

«Sobre eso, es muy curioso. Andrew Moloney, el australiano, era número uno de la WBA en 2019, y tenía una pelea eliminatoria mundial con Miguel «Aguja» González para optar al título de Khalid Yafai. Y le contactan Andrés Campos; como te decía, yo era su mánager y promotor, y ya habíamos hecho unas cuantas peleas. Claro, él me vino diciendo que un australiano le había mandado un mensaje sin entender nada, y le contestamos. Moloney nos dijo que tenía en Chile una eliminatoria mundial y necesitaba un sparring… con la suerte de que yo estaba en Melbourne. Así que le llamé y me confirmó que quería ir un mes antes de la pelea a Chile, así que le ofrecí alojamiento, gimnasio y manutención de todo lo que necesitase.

Él no se lo creía, pero allí lo recibí, le proporcioné gimnasio, sauna, le coordiné guanteos con todos los pesos bajos de Chile (básicamente con Andrés, que había estado entrenando en Miami para subir su nivel). A dos semanas del combate, llegó Tony Tolj, el mánager de los Moloney, y me dijo que cuánto tiempo llevaba yo en el boxeo, a lo que le dije que para mí era un hobby, que simplemente tenía gimnasios y manejaba a tres boxeadores, pero vivía de otra cosa. Y él no podía creerlo, porque el campamento de Andrew Moloney estaba siendo buenísimo en todos los sentidos y le proveíamos de todo. Cuando Tony vio a Andrés y le dije que estudiaba y trabajaba, así que solo podía dedicar dos horas al día al boxeo, alucinó por el talento que tenía, y dijo que quería apoyarlo junto a mí».

«Se hizo la pelea en Chile, televisada en abierto para toda la nación, y me guardaron entradas a pie de ring. Moloney noquea al chileno (por eso, algunos me odian en mi país, entre comillas) y de hecho me hicieron subir al ring al terminar, pero yo no quería… Al final, había ayudado a que mi compatriota perdiera una eliminatoria mundial. Pero ellos me dijeron que nunca les habían hecho sentir como en casa cuando habían peleado fuera, y estuvieron muy agradecidos.

Unos meses después, le hago el título nacional mosca a Andrés Campos. Tony me ofreció tres meses de entrenamientos en Australia para Campos, la zona de Gold Coast, y volvimos para hacer un cinturón internacional WBA. Andrés venía de hacer sparring con los Moloney, con Bruno Tarimo… Lo mejor de la zona. Yo empecé a ver que, subiendo el nivel e invirtiendo un poco de dinero en entrenamiento, la diferencia a la hora de enfrentarse a un combate era tremenda. Vi un cambio brutal en Andrés y me decidía a profesionalizar toda mi estructura, ante lo que Tony me ofreció trabajar juntos. Me explicó que él tenía muchos contactos por la zona sudamericana (como en todo el mundo) y que él propiciaría que los cuatro organismos principales se abrieran a ver a nuestros boxeadores, que anteriormente tenían cero difusión ante estas instancias».

Reflexiona Nicolás Martínez que «hay muchos boxeadores con una gran carrera y logros, pero no acaba de romper en las listas mundiales porque no hay nadie detrás que le dé visibilidad. Y de eso se encarga Tony, mientras que yo simplemente me encargo de que estos chicos vayan teniendo peleas. Y lo mismo ayudamos nosotros cuando, ya en 2020 y con la pandemia, tanto Jason como Andrew Moloney pelearon en Las Vegas y Andrés subió a hacer sparring con ambos, sucesivamente. Y este nivel es lo que nunca hemos tenido en el boxeo chileno y te explicaba antes sobre Martín Vargas: acostumbrado a pelear contra boxeadores de nivel medio-bajo, cuando le traían a alguien de los mejores, no le daba para poder superarlo».

Interpelado por el final del proceso de integración a la promotora de Tolj, Nicolás señala que «conversé con Tony y le propuse universalizar su marca, Dragon Fire Boxing, y él me confesó que estaba pensando plantearme algo así, pero no estaba convencido de que yo aceptase. Fue una situación estupenda, porque yo podía crear un gimnasio llamado Dragon Fire Boxing Latino con una marca de éxito detrás, él lleva veinte años en el boxeo, con una carrera como la de Chris John en Indonesia haciendo muchas defensas de título mundial. Así, yo soy como una filial de la gran promotora de la que llevo el nombre, y estoy intentando recrear lo que hace Tony en Australia, pero a nivel chileno y de toda esta zona».

Cuando le cuestionamos a Martínez acerca de los cambios y la inversión económica y humana que todo ello conlleva, afirma y nos apunta que «por supuesto que sí, mucha inversión. Ahora mis boxeadores tienen psicólogo deportivo, nutricionista, preparador físico, osteópata, quiropráctico, gimnasios bien equipados, etcétera. Y hay que pagar rivales, sanciones a los organismos, pasajes del rival, las bolsas, etc. Y esto es un privilegio por ejemplo para Andrés Campos, que viene de una familia muy humilde y con muchos problemas derivados de ello. Incluso, cuando lo conocí, tenía problemas de nutrientes en los huesos. ¡Cuántos Andrés Campos se habrán perdido, y no solo en el boxeo, por no tener apoyos! Porque no es solo eso, es educar a la gente, ponerles profesores de inglés para comunicarse por el mundo y también incluso de castellano, para sus relaciones con los medios de comunicación. Queremos también que sean personas nuevas, darles una formación, porque alguien con una buena educación tiene la mitad de la vida asegurada».

Sobre las posibilidades de construir algún campeón mundial de sus boxeadores, vuelve a hablarnos de Campos como la opción más segura: «No me cabe ninguna duda, sea en 2022, 2023 o 2024, pero de ahí no nos baja ya nadie, porque lo que nos ha costado llegar arriba es inmenso. El nivel boxístico lo tiene, pero también es increíble el crecimiento personal, que es lo que te puede llevar al éxito. Andrés ya puede vivir del boxeo, con mi esfuerzo, las marcas que se nos acercan poco a poco, el alcalde que nos ayuda y ha dicho que quiere el título mundial en su municipalidad, etc. Y estar rodeado de Tony es una garantía para lograrlo».

Medio en serio y medio en broma, le proponemos buscar acuerdos de copromoción con grandes empresas de difusión de boxeo, como Matchroom/DAZN, un poco lo ocurrido recientemente con el ecuatoriano Carlos Góngora, que venció a Ali Akhmedov y ya ha aparecido como coestelar en Demetrius Andrade-Liam Williams este fin de semana: «Exacto. Claro que sí, para que te hagas la diferencia de los boxeos según el lugar, en Australia Andrés hizo una pelea digamos del montón (realmente, emplea otro término malsonante) y le pagan varias veces más que por títulos intermedios en Chile. Y los Moloney cobraron seis cifras largas en sus últimas peleas en Las Vegas. Ya por no hablar de los pesos grandes, que estamos con chavales de categorías que no se pagan tanto».

Reflexionamos con Nicolás Martínez acerca de la situación del boxeo español, comentando un poco análogamente lo que ocurre a un púgil en España que tiene que compatibilizar su trabajo como panadero, repartidor o descargando cajas con el deporte, y lo que les suele suceder cuando salen a pelear al extranjero contra púgiles dedicados las veinticuatro horas del día al boxeo. Enseguida se siente identificado, y asiente: «Eso es lo que estoy intentando cambiar yo en Chile».

De hecho, nos cuenta su experiencia con uno de los nuestros que tuvo que buscarse las habichuelas con promoción extranjera para intentar triunfar en el profesionalismo: «Estando en Las Vegas, tuvimos contacto con un español que está en la categoría mosca, como Andrés. Se llama Samuel Carmona, y tuvo buen bagaje amateur, pero lleva pocas peleas».
Compartimos entonces la carrera de Carmona, desde experiencias en las que le vimos pelear en vivo en Valladolid hasta su exitosa etapa olímpica y la carrera guiada en Rusia. Prosigue el chileno diciendo que «desde el equipo de Carmona, nos preguntaron quién era ese chico con una bandera chilena, por Andrés. Y querían hacer sparring contra él, así que nos encantaría poder ir a España si también él entrena allí a poder pasar un tiempo subiendo el nivel».

Nos despedimos de Nicolás, hablamos de que ojalá este encuentro con ESPABOX les dé a conocer como promotora en España y, quién sabe, alguno de los nuestros quiera contar con ellos para futuras veladas y poder tener a Dragon Fire Latino muy presente en nuestro país. Ellos seguirán intentando construir campeones desde la humildad; nosotros continuaremos acercándoselo a nuestros lectores.