Darío Pérez
@Ringsider2020
Hemos podido tener una conversación con el madrileño José Ramos Savín (7-0-1, 3 KO), que, tras una terrible racha de mala suerte, con cancelaciones en Alemania, suspensión de su campeonato nacional a pocos días del mismo y un exótico combate en Nigeria que no llegó a disputar, por fin ha vuelto al ring.
Han sido dos años desde su triunfo por KO a domicilio ante un invicto púgil británico hasta el pasado 26 de junio, donde retornó al espacio que más le gusta en un combate de rodaje que saldó con victoria antes del límite.
Hemos recordado la entrevista que le hicimos hace ahora un año, previo a ese título de España que nunca sucedió, con su día a día como protagonista: «Seguimos con el gimnasio familiar de Colmenar Viejo, el Club de Boxeo Ramos Savín, que es lo que me da de comer. Llevamos cuatro años, trabajamos mis hermanos y yo, con otros dos chicos más, dando clases de boxeo y Muay-Thai. Me considero afortunado, porque otros boxeadores tienen que trabajar por la noche como porteros de discoteca u otras tareas, yo empecé trabajando nueve horas aparte del boxeo. Esa es la realidad de todos nosotros, los que damos el callo en el boxeo español».
Recordó a dos de sus maestros con enorme cariño, Javi Vega y Óscar Guzmán. «Javi vino el otro día al gimnasio, a echarme una mano con el sparring, y está como un tiro, una velocidad increíble. A día de hoy, aun estando retirado, sigue siendo un número uno y los guanteos con él son de mayor calidad de muchas peleas. Con Óscar, el hijo de Elio Guzmán, hice toda la etapa de neoprofesional y llegué a debutar con él. Ahora estoy entrenando con Marcos Badal y con Luciano Cuello de mánager, pero no tengo una gran promotora detrás que me dé continuidad».
Hablamos de todos sus problemas anteriormente reseñados: «El boxeo es un mundo muy difícil, estuve varios años sin poder pelear por diferentes motivos, pero cuando ya pude volver pasaron otras cosas; luego sobrevino la pandemia y lo que pasó con Koke en ese Campeonato de España superpluma, donde me sentí engañado tras una preparación de ocho semanas durísimas. Te llevas golpes, renuncias a vacaciones con tu hijo y luego te hacen eso. Te planteas dejarlo, porque yo como de mi gimnasio, no de luchar profesionalmente, y no me compensaba ya en ese momento. Luego lo de Nigeria, que me libré de ir porque no pude entrenar, cogió uno de mis empleados el coronavirus y tuve que quedarme, pero también me habían avisado del tema de la malaria, de los problemas que habría al cobrar la bolsa, etc.»
Sin embargo, Ramos Savín prefiere ser optimista y, en primer lugar, analiza su regreso al cuadrilátero: «Me encontré muy bien y no estaba para nada nervioso, pensé que sería peor tras dos años. En la pelea, el rival tiene un récord no muy bueno, pero es muy fuerte. A veces, me he enfrentado a gente con un currículum más brillante, pero no tan duros; este chaval encajó varias derechas potentes, pero parecía que no le afectaban. Al final, le encajé una derecha por fuera y varios golpes al hígado, y nos lo paró bien el árbitro en el cuarto. Es un chico que no suele perder por KO».
Posteriormente, nos cuenta sus planes: «Volveré a boxear el 17 de julio en Toledo a cuatro asaltos también, aún no tenemos muy claro el rival. He escuchado que Fernando Gandarias podría ser el rival, pero no es nada seguro. Sería también de rodaje, ten en cuenta que llevo dos años parado y necesito coger ring. Luego ya en septiembre sí que podría venir una cosa más fuerte, a seis u ocho asaltos, siempre según mi mánager. Yo soy un mandado, a mí lo que me pongan. A finales de octubre, se intentaría hacer por fin el Campeonato de España; me han nombrado aspirante prioritario, que no lo había escuchado nunca, porque Salvador Jiménez es aspirante oficial y depende de Juanfe Gómez, el campeón, que en teoría hará el Campeonato de la Unión Europea en Italia. A mí me da igual el rival, yo quiero pelear y quiero ese título nacional de una vez por todas». Le deseamos buena suerte al bravo madrileño en sus próximos compromisos.
La charla completa puede verse en este enlace.