Daniel Pi
@BastionBoxeo

Cuando Jaime Munguía (32-0, 26 KO) surgió como un posible oponente para Gennady Golovkin tras el positivo en control antidopaje de Canelo “Álvarez”, repentinamente el joven boxeador mexicano se hizo un nombre entre el gran público tanto de Estados Unidos como del resto del mundo, que valoraron la valentía mostrada por el entonces prospecto al estar dispuesto a aceptar una pelea que tantos boxeadores consolidados y de la élite habían evitado sin ni siquiera disimular.

Posteriormente, la destrucción de Sadam Ali en el combate por el cinturón vacante WBO del peso superwélter, no sólo le dio a Munguía su primera corona mundial, sino que también le sirvió para evidenciar que podía ser una de las figuras más temibles de la división.

Con todo, desde ese momento en que Munguía rivalizó con Jarrett Hurd como principal amenaza para los miembros de la categoría, el azteca ha dejado actuaciones que le han hecho perder esa aura de imbatibilidad, pareciendo a muchos críticos y aficionados ahora que el inconmensurable peligro que parecía representar había sido un tanto sobrestimado.

Y es que un boxeador sólido y muy inteligente como Liam Smith pero que, pese a su condición de excampeón mundial, entraba al combate sin que se le diesen posibilidades de alcanzar la mitad de la pugna, sobre el cuadrilátero logró igualar muchísimo las acciones y alcanzó con golpes de poder de forma sumamente constante a Munguía, que impuso su fortaleza para lograr la victoria final pero mostrando unas brechas defensivas y técnicas enormes.

Entonces se hizo evidente que debía trabajar en mejoras de calado, que parecieron cristalizar, tras el campamento de entrenamiento, en su siguiente defensa ante Jason Cook, que fue derruido sin que Munguía se precipitase, ofreciendo acertados pasos atrás entre sus demoledores ataques.

Sin embargo, cuando en su siguiente pelea el monarca decidió ir más allá e intentar ceder la iniciativa para evidenciar su mejora pugilística ante un adversario como Takeshi Inoue, que a duras penas merecía el posicionamiento de top 15, que no tenía casi experiencia de calidad y que en diversas casas de apuestas recibía la máxima cuota por euro apostado, Munguía tuvo su peor actuación, siendo sostenidamente encerrado y alcanzado con nitidez por las arremetidas del fuerte boxeador japonés, que para algunos observadores incluso mereció el empate.

Tras este enfrentamiento en el que Munguía ofreció su peor versión, dejando claro que si no carga su peso en sus ataques frontales la efectividad de sus puños se ve drásticamente reducida, el próximo sábado el monarca mundial realizará un retorno a México que, además de darle un baño de masas ante su público que ayude a apuntalar su moral, está planeado para que de nuevo pueda lucir su mejor versión.

El oponente con el que tendrá que lidiar en el Arena de Monterrey (México) en su primer duelo en casa desde marzo de 2018 será el aspirante obligatorio Dennis Hogan (28-1-1, 7 KO), púgil australiano de origen irlandés que, a pesar de que logró una victoria ante el exretador mundial Jimmy Kilrain Kelly y de que su única derrota llegó a los puntos en Alemania ante Jack Culcay, parece otro más de esos contendientes que los organismos designan como retadores oficiales más por contentar el interés de las mayores promotoras que por que verdaderamente sean los mejores aspirantes de la categoría.

Decir que Hogan es un mal púgil sería totalmente falso, ya que cuando se le da tiempo para desplegar su boxeo cuenta con una considerable efectividad con las combinaciones y una certera elección de puños. Asimismo, tiene algunos buenos recursos defensivos y al contragolpe conecta golpes con nitidez. Sin embargo, si no se le deja pensar y se le hostiga de forma intensa y sostenida se muestra muchísimo menos firme.

Por ello, lo que se prevé es que Mungía vuelva a dejarse de especulaciones tácticas y de experimentos que no encajan de ninguna manera con sus aptitudes y simplemente se dedique a hacer lo que mejor se le da: cargar al ataque con manos enlazadas impidiendo que su adversario pueda responder a su empuje.

Si actúa de esa manera y se olvida de las pretensiones de caminar el ring y pelear sin iniciativa, Munguía quizás pueda esperar una noche de trabajo no demasiado larga y que le permita volver a coger impulso para, con el adecuado matchmaking futuro por parte de Golden Boy Promotions y el incondicional apoyo de los aficionados de su país, seguir desarrollándose como estrella y mantener la capacidad en la mesa de negociaciones para lograr los grandes enfrentamientos según sus términos. De todos modos, según afirma su copromotor Fernando Beltrán, el plan es que, después de una defensa más de su cinto del superwélter muy pronto, Munguía empiece a perseguir este mismo año sus ambiciosos planes en un peso medio repleto de nombres insignes e interés.

La velada del Munguía-Hogan será emitida por DAZN a partir de la 1:00 h de la madrugada del sábado al domingo, si bien, aunque en la agenda de DAZN Canadá y de otros países ya está programada, en el momento de escribir estas líneas todavía no aparecía en el horario de nuestro país.

La victoria de Munguía se paga a 1,92 € por euro apostado, mientras que la de Hogan a 13,00 €.
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