Gervonta Davis

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Con el cubano Yuriorkis Gamboa (30-3, 18 KO) habiendo dejado atrás hace más de media década el punto culminante de su rendimiento, y habiendo pasado tantas dificultades ante púgiles como René Alvarado, Robinson Castellanos (que le derrotó) o Jason Sosa, se esperaba que un temible noqueador como Gervonta Davis (23-0, 22 KO) se deshiciese de él con cierta rapidez y contundencia. Con todo, la pasada madrugada en el State Farm Arena de Atlanta (Estados Unidos), Davis llegó por primera vez en su carrera al duodécimo asalto y estuvo mucho menos brillante que en anteriores ocasiones, si bien igualmente derribó tres veces a Gamboa antes de vencer por KOT.

En juego estaba uno de los absurdos cinturones de subcampeón WBA, en este caso del peso ligero, lo que deja a Davis por debajo del verdadero monarca de la división en la Asociación Mundial de Boxeo, Vasiliy Lomachenko.

Teniendo más velocidad, potencia y reflejos, Davis alcanzó de forma habitual a su adversario con directos, crochés y ganchos, casi exclusivamente a la cabeza, aunque Gamboa mostró una resistencia al castigo inesperada, soportando los más claros y fuertes golpes de su adversario con mucha mayor entereza que en peleas anteriores. Aun así, Davis ya derribó al cubano en el segundo round con un curvo zurdo tras hacer que su rival se agachase por un jab.

De todos modos, quedándole todavía algún destello de calidad, Gamboa realizó buenas esquivas con movimientos de cintura, tiró cortas combinaciones de rectos y entró en clinch, contestando a Davis, aunque sin demasiada potencia, y aguantando en el combate. A esto ayudó que «Tank» preparó poco sus ofensivas y en muchos ocasiones cargó demasiado peso en sus golpes, dando tiempo a que Gamboa los leyese y los evitase.

Pese a su conocimiento boxístico adquirido por la vía de la veteranía, Gamboa, que padeció una lesión en el tendón de Aquiles de su pierna derecha, vio como con el paso de los episodios su físico iba a menos, su defensa se aflojaba cada vez más y encajaba peor los golpes de poder, cayendo de nuevo a la lona en el octavo round por un gancho zurdo. Desde entonces el castigo que Davis le infligió fue yendo a peor, estando visiblemente mermado antes de que fuese estremecido en los asaltos undécimo y duodécimo, en el que finalmente fue sentado en la lona por un uppercut zurdo y el tercer hombre detuvo las acciones.

Como esta fue la primera pelea que Davis realizaba tras su ascenso definitivo al peso ligero y su oponente, con encaje cuestionado y que ha padecido numerosos knockdowns en los últimos años, resistió mucho más de lo esperado, algunos piensan que quizás la pegada del estadounidense no se ha trasladado totalmente a su nueva división, mientras otros exponen que simplemente Gamboa era un mejor rival que los que ha tenido frente a sí en los últimos dos años.

Por otro lado, que Davis, que padeció recurrentes problemas para dar el peso superpluma cuando militaba en dicha categoría, tuviese que dar a la segunda el peso ligero y tras más de una hora muestra una vez más falta de disciplina, factor que, sumado a su excesivo afán por destruir en lugar de dominar y a la sobreexposición que esto conlleva, hace que muchos piensen que Lomachenko y Haney podrían vencerle si se enfrentase a ellos.

Sea como sea, el caso es que Davis está siendo empujado por la prensa de su país hacia el estrellato en mayúsculas y su promotora está empeñada en convertirlo en una figura del pago por visión, así que parece que las mayores noches para él, que sólo tiene 25 años, todavía están por llegar, aunque si quiere un apoyo más extenso de los aficionados y empezar a construir un sólido legado deberá hacer frente ya a oposición de élite.