Daniel Pi
@BastionBoxeo

Según el propio boxeador, la decisión no pudo resultar más sencilla, puesto que satisfacía completamente sus pretensiones económicas. Con todo, a los aficionados su movimiento les resultó un verdadero jarro de agua fría, ya que demolía las esperanzas de ver los mejores combates posibles en la división del peso wélter, provocando un descontento que no han dudado en expresar sonoramente.

Con esto nos referimos al nuevo contrato firmado en septiembre por Terence Crawford (33-0, 24 KO) con Bob Arum y su compañía Top Rank, un acuerdo de varios años que le garantiza como mínimo más de 3 millones de euros por pelea, incluso si se enfrenta al boxeador más asequible del mundo, y que le llevará, si lo desea, entre tres y cuatro veces por temporada a aparecer en el combate estelar de un evento emitido por ESPN.

El problema de dicho acuerdo, que los expertos consideran una inversión con pérdidas aseguradas (Crawford no está generando grandes ganancias) pensada por Top Rank para mantener su estatus de empresa poseedora de figuras boxísticas, es que le aleja definitivamente de los mayores exponentes del peso wélter como Spence, Thurman, García o Porter, todos ellos con pactos con Showtime, algo que ha sido interpretado por muchos como que prefiere dinero fácil antes que intentar hacerse un hueco entre los mejores de todos los tiempos.

Puede que dicha consideración parezca dura a priori, pero la primera defensa que realizará este sábado Crawford de su título WBO del peso wélter, que se desarrollará en el CHI Health Center de Omaha (Estados Unidos), contribuye a dichas lecturas, ya que se medirá a un José Benavídez (27-0, 18 KO) (hermano del campeón del supermedio David) al que, pese a su récord invicto, muchos vieron perder ante Mauricio Herrera y “Chia” Santana. Todo ello sin contar que estuvo un año y medio fuera de los rings (recibió un disparo en la pierna que hizo pensar que no podría volver a boxear) y desde su retorno sólo se ha medido a dos púgiles sumamente asequibles y que no deberían haberle otorgado un puesto como 10º WBO.

Es cierto que Benavídez tuvo un récord amateur de 120-5 y que mide un 1,88 m asombroso para un peso wélter, pero enfrentándose a un Crawford considerado por los medios como un top 3 de todos los pesos, que es simplemente fantástico en su gestión de la distancia, quirúrgico en su uso de los golpes rectos y extremadamente eficaz en defensa, el monarca no debería tener problemas para superar a un púgil que comete atroces errores tácticos (como encerrarse a sí mismo en las cuerdas ante peleadores) y del que él mismo ha dicho, cuando le preguntaron si el aspirante había hecho los méritos suficientes para acceder a esta oportunidad: “No. En absoluto”.

En la romana, Crawford dio 65,952 kg, ligeramente más pesado que Benavídez, que marcó 65,770 kg, ambos bastante lejos del límite del peso wélter (66,678 kg). De todas formas, lo más llamativo del pesaje no fue esto, sino que, después de que el aspirante empujase a su adversario, Crawford lanzó un croché de derecha que Benavídez esquivó por milímetros, siendo ambos separados a continuación. La emisión por ESPN del semifondo del evento, en el que el plata olímpico Skahur Stevenson se enfrentará a Viorel Simion, antiguo rival de Andoni Gago, se iniciará a las 4:30 de la madrugada del sábado al domingo.