Daniel Pi
@BastionBoxeo

El campeón de la actualidad con más tiempo en su trono, el monarca WBC del peso semipesado Adonis Stevenson (29-2-1, 24 KO), prometió que el sábado les daría a los espectadores del Centre Videotron de Ciudad de Quebec (Canadá) un cuerpo en la lona, y efectivamente se lo dio: pero fue el suyo propio. Y es que el aspirante ucraniano Oleksandr Gvozdyk (16-0, 13 KO) ofreció un recital de cómo pelear contra un pegador zurdo, soportó los apuros y se anotó un triunfo por KOT en el undécimo asalto que le aseguró su primera corona de campeón, terminando con uno de los reinados más criticados y largos de la presente década.

No es ningún secreto que la mejor arma de Stevenson es su directo de izquierda, golpe que intentó conectar desde el inicio una y otra vez, pero por lo general sus resultados fueron poco positivos, ya que Gvozdyk eludió ese puño en muchas ocasiones con buenos desplazamientos hacia atrás o hacia la izquierda y bloqueó otros tantos. Con todo, en tareas ofensivas, Gvozdyk se mostró mucho menos eficaz al comienzo, ya que le costó bastante ajustarse al larguísimo alcance de su rival y contener el riesgo que presentaba.

No obstante, pronto, con sus inesperados cambios en la dirección del giro y sus acertados pasos a la izquierda acompañados del uso del gancho de mano adelantada y del directo, el ucraniano evitó que el local pudiese estar cómodo en su boxeo y se puso por delante en las tarjetas, derribando en el tercer asalto con un directo a Stevenson, si bien el árbitro lo malinterpretó como un resbalón.

Con su percepción de la distancia y su uso sumamente astuto de la corta derecha recta, Gvozdyk forzó a que Stevenson buscase pasado el ecuador un repunte ofensivo para evitar que se le escapase la pugna, llegando el haitiano-canadiense con izquierdas claras tanto arriba como abajo. Intensificándose la contienda, la pelea se encaminó a un punto crítico, en el cual pareció que Gvozdyk con sus cortas combinaciones se iba a llevar la mejor parte hasta que, en el décimo asalto, “Superman” sacó una brutal izquierda recta que dejó muy tocado a su rival, que sólo evitó caer por las cuerdas.

No hubo esta vez tampoco cuenta por parte del árbitro, viéndose el bronce olímpico expuesto a la peligrosa ofensiva de Stevenson, la cual no sólo resistió Gvozdyk con técnica, sino que, mostrando un coraje inconmensurable, pasó al ataque y alcanzó con buenas combinaciones de rectos al monarca. Este fue el anuncio del fin, ya que en el siguiente asalto, con Gvozdyk más ofensivo y desplegando cada vez con más soltura sus diagonales y giros, dañó seriamente a Stevenson con combos de directos y hooks de izquierdas enlazados con derechas, persiguiendo al campeón hasta que lo tumbó aparatosamente en su esquina, de donde no se alzaría ya.

Si el peso semipesado con Bivol, Beterbiev, Eleider Álvarez y otros destacados púgiles ya se presentaba trepidante, ahora, con la irrupción de Oleksandr Gvozdyk como campeón, la categoría es todavía más interesante, dibujándose unificaciones con púgiles de excelente pegada y técnica.

Por su parte, Stevenson, que en lo extradeportivo ha sido siempre mirado con malos ojos por su horrendo pasado criminal y que en lo deportivo recibió enormes críticas por eludir a Kovalev, Pascal, Hopkins y a un sinfín de boxeadores de nivel, ahora recibe (además de un serio interrogante para su trayectoria) un fuerte impacto para su legado, ya que en su única defensa obligatoria en cuatro años y medio ha perdido su corona, algo que pesará mucho en las evaluaciones históricas que los expertos realizarán sobre su valía real como monarca mundial.