Emilio Marquiegui
@EmilMarquiegui
Foto: Szeremeta vs. Díaz 

Siempre he sido un defensor, y quiero seguirlo siendo, de la EBU, uno de los escasos organismos en el mundo que han mostrado coherencia a la hora de cumplir los reglamentos e impartir justicia con los mejores del continente. Pero de un tiempo a esta parte han actuado en alguna ocasión como los piratas de otras organizaciones mundiales, pendientes más del botín que de la honradez deportiva.

El campeón de Europa del peso medio, el polaco Kamil Szeremeta, iba a defender su título en Italia el próximo 11 de octubre ante el italiano Matteo Signani. Era sabido por el equipo de Rubén Díaz que probablemente peleara en la gala del Golovkin vs. Derevyanchenko del día 5 de octubre, por lo que abandonaría el título de cara a probarse en un importante escaparate y buscar el mundial.

Debido a esto, el navarro Rubén Díaz había comenzado a prepararse a conciencia por si le nombraban coaspirante junto al retador oficial, Signani, como debería corresponderle, ya que es el número 2, y el número 1, el inglés Martin Murray, no iba a aceptar.

Pues, aunque no es aun oficial, según nos informa el mánager de Díaz, Javi Gallego, la EBU ha acatado la imposición del promotor italiano Salvatore Cherchi y Signani peleará ahora con el número 3, el neerlandés de origen armenio Gevorg Khatchikian, saltándose con un descaro espectacular al navarro Díaz, y violando la rectitud y neutralidad que se debe mantener.

Ante las protestas del equipo catalán Gallego Prada, la EBU, de la mano de la secretaria general Enza Giacoponi, ha respondido con que los italianos ya han llegado a un acuerdo con Khatchikian y que nombrarán al español aspirante preferente para enfrentarse al vencedor. Una auténtica vileza que debe obligar, en caso de reconocer el atropello al reglamento, a la dimisión o la despedida del presidente Bob Logist, de la secretaria Enza Giacoponi o de quién sea responsable.

Si fueran cargos políticos o funcionarios, esto sería delito por prevaricación, es decir, actúan sabiendo que están incumpliendo el reglamento.

Se puede aceptar un acuerdo de última hora cuando no hay otro rival disponible, como algo extraordinario, pero a falta de casi 20 días, deben exigir al equipo italiano que Signani pelee contra Rubén Díaz o que vayan a la subasta. Es así de simple.

¿Cuesta tanto hacer cumplir las normas?
¿Qué problema puede tener el promotor Cherchi en aceptar a Díaz si el equipo español firma las condiciones que sean y quiere acudir a Italia?
¿Ven menos peligroso para su pupilo y su negocio al holandés?
¿Ahora es el promotor el que elige los rivales y Logist y Giacuponi le dan palmas?
¿Por qué la EBU no respeta a la Federación Española, que ha luchado duro, pero no ha podido hacerles rectificar?

La EBU debe mantener su seriedad y rigidez con los reglamentos, si no su cinturón valdrá menos que su peso en cuero. Estos dirigentes no deben ser tan desvergonzados y permitir tamaña infamia. Queremos pensar que Logist o a Giacuponi han tenido un descuido mental, porque si están en sus cabales, eso se llama de otra manera y tendría cárcel si fueran funcionarios en cualquier país.

Es complicado, pero si los afectados con este tipo de hechos denunciaran ante la justicia a los autores, como Graziano Rocchigiani hizo en su día con el WBC, muchas cosas iban a cambiar en el boxeo mundial.