Nery vs. Figueroa

Darío Pérez
@Ringsider2020

La localidad californiana de Carson fue testigo de uno de los combates más espectaculares vistos últimamente para el aficionado, pocas horas después de ver a Yafai y Cunningham otra pelea que uno no se debe perder. PBC fue la promotora de un gran combate que no pudimos ver en España de ningún modo lícito.

Luis Nery (31-1, 24 KO) como campeón mundial supergallo WBC y Brandon Figueroa (22-0-1, 17 KO), en su rol menor como campeón «Regular» WBA, disputaron un combate que podría haberse celebrado en un ascensor. No se aplicaron la distancia social tan famosa en el último año, en absoluto.
Ya nos explicamos las estadísticas tan elevadas de KO por parte de ambos, porque salieron a pegarse con todo. Se temía que el Pantera no estuviera fuerte, ya que le vimos mucho más exprimido que a Figueroa en el pesaje previo, pero no fue así. Como gladiadores romanos, parecía que tenían entre ceja y ceja ganar cuanto antes, dando al combate un sentido trágico típico de los púgiles mexicanos. Puerta grande o capilla.

Como decíamos, en un ascensor pudo transcurrir una pelea que tenía los asaltos exactamente iguales: frente con frente, croché tras croché y, de vez en cuando, paso atrás para intentar meter el uppercut. Se perdieron, a buen seguro, la lección de boxeo en su gimnasio referente al jab, y es que no se vieron golpes rectos para marcar distancia con el oponente. Bailar pegados es bailar, y a veces el baile se convertía en un lento de esos que nos relataban nuestros padres en los guateques; el árbitro tuvo que intervenir bastante a menudo por los agarres, consecuencia de la nula distancia entre los cuerpos.

A todo esto, los atletas se iban cansando por la mella que hacía en su físico tirar golpes repetidamente como el famoso conejito que anunciaba pilas, e igualmente por el castigo que se iba acumulando. Parecía que los golpes de Figueroa eran un poquito más contundentes, pero, siendo honestos, no nos habría gustado estar en el lugar de los jueces para puntuar un pleito así.

Milagroso fue llegar al sexto asalto sin ningún aparatoso corte por el contacto constante entre las cabezas y sin algún golpe en la parte de la nuca más duro de la cuenta, ya que hubo unos cuantos de ellos salidos del cuero de Nery y de Figueroa. En todo caso, si los hubo, ni lo notaron, ahí seguían en un todo o nada constante, descarnado, a vida o muerte deportiva. En este round, el sexto, se produjo cierto cambio de tendencia, dándose cierto espacio y, especialmente Nery, rehuyendo tanto trueque de guantazo por guantazo, o uno por dos, o siete recibidos por dos encajados. Buscó un poquito más tirar de piernas, con Figueroa tratando de acortar el cuadrilátero interiormente.

La segunda parte de la pelea, su mitad final teórica, no duró mucho. Nery volvió a la táctica inicial, o quizá nunca se había desviado de ella, y, como en el primer asalto, el centro del ring vivió un cruce de palos, de auténticos garrotazos, durísimo. Solo podía quedar uno, y así fue. Nery, que ya tenía los efectos de veinte minutos de golpes en su rostro en forma de inflamación ocular, cayó estrepitosamente. No fue por los treinta impactos en el rostro del asalto, no; fue porque Figueroa bajó la trayectoria del último golpe, pegando en el pecho de un campeón, ya excampeón, que se jugó la pelea a cara o cruz, al que no se puede reprochar nada respecto al coraje, pero que quizá debería plantearse una subida de categoría o examinar si la táctica usada fue la mejor para sus intereses.

Brandon Figueroa, brillante nuevo monarca WBC supergallo, unificará su título con Stephen Fulton, campeón mundial WBO del peso, el próximo 11 de septiembre.

El compate de semifondo, también en el supergallo y a diez asaltos, enfrentó a Danny Román (29-3-1, 10 KO) y Ricardo Espinoza (25-4, 21 KO). Román se impuso con su boxeo de más categoría ante un voluntarioso rival, que intentó sacar más volumen de trabajo y, por ello, pudo llevarse los dos primeros asaltos. En cuanto el excampeón mundial tomó el pulso a la pelea, convenció a los jueces y demostró estar un par de peldaños por encima de Espinoza. Danny Román se impuso por puntuaciones de 98-92, 98-92 y 97-93. Asimismo, dejó claro que es aspirante oficial WBC al cinto del nuevo campeón Figueroa, e intentará que se respete su turno y no se celebre la unificación de cinturones reseñada.

Además, el prometedor superpluma Xavier Martínez (17-0, 11 KO) y el ligero José Valenzuela (8-0, 5 KO) solventaron sus compromisos en la parte inicial de la gala, donde debutó como profesional Gabriela Fundora (1-0, 0 KO), hermana de Sebastián, ganando por decisión unánime en una buena actuación donde incluso derribó a su rival.

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