Darío Pérez
@Ringsider2020

Mary Romero (Murcia, 1985) es Campeona de Europa del peso supergallo. Tras una extensa y laureada carrera amateur, pasó a profesionales a los treinta años, intentando aprovechar la experiencia acumulada. La oportunidad le llegó en enero de este año, cuando se alzó con el título continental.

-Buenas, Mary, encantados de hablar contigo en ESPABOX. ¿Cómo estás, qué tal has superado estos tres últimos meses de confinamiento?
-Un placer. Pues mira, me lo he tomado como si estuviera en un centro de alto rendimiento, porque, al estar en casa sin poder trabajar ni salir, lo he visto de esa manera para motivarme a entrenar. Además, como mi entrenador es mi marido y vivo en una casa de campo acondicionada con pesas y sacos, he podido mantener la forma bastante bien.

-Vamos a hacer un breve repaso a tu carrera, empezando por tus inicios. Comienzas practicando varios deportes de contacto hasta asentarte en nuestro deporte. ¿Podrías hablarnos de esos primeros pasos y la transición a boxear?
-Yo de pequeña era muy mala (ríe), en el pueblo era “Maribicho” porque era muy activa y muy nerviosa, entonces me llevaron a hacer artes marciales para estar relajada, y me gustaba mucho. Con el tiempo, lo practiqué más en serio, haciendo mis pinitos en varias disciplinas. En un campeonato de kickboxing en Santander, me vio en acción Manuel Barquín, presidente de la Federación Cántabra de Boxeo, y me propuso probar el boxeo por cómo usaba los puños.

-¿Cómo acontece a partir de ahí tu extensa carrera amateur como púgil?
-Como te decía, me propusieron practicarlo, y, tras dos o tres meses entrenando solamente boxeo, me presenté en el Campeonato de España en Alcalá de Henares en 2010 y lo gané Iba ganando rondas y así hasta el final, yo estaba empezando y lo daba todo, había que matarme si alguna pretendía ganarme (carcajadas). Ahí ya me vio el seleccionador nacional, Guti, y me propuso unirme; estuve unos años en el equipo nacional.
Pero tampoco me he desvinculado de otras disciplinas que me gustan mucho, como el Muay Thai, y lo he ido compaginando en diferentes épocas con el boxeo. De hecho, el año pasado fui campeona del mundo de esa disciplina, pero este año no he podido ir allí por la pandemia.

-Pasas a profesionales con 30 años, una edad en la que mucha gente cree que el rendimiento de un deportista empieza a descender. ¿Cómo es tu paso a profesional y cuál es tu realidad respecto a la barrera de la treintena, muchas veces más psicológica que real?
-Te puedo decir que de los 30 hasta ahora es la mejor edad, me encuentro más fuerte que nunca y mentalmente mucho más madura: con mi edad valoras a tu familia, te importa cada segundo de entrenamiento, aprovechas mejor el tiempo y sabes lo que hay que hacer en todo momento, algo que quizá no se tiene cuando eres más joven y alocada.
Sobre el salto a profesional, tengo una espinita clavada. Era verano, con poco entrenamiento y volviendo de unas vacaciones largas con mucho relax. Me llamaron de Barcelona, que a Melania Sorroche se le había caído una pelea, que iba a ser en unos quince días. Tuve un momento de locura y decidí ir, haciéndome la licencia de profesional rápido, entrenando todo lo que pude y allí le di guerra. Me gustaría volver a verme con ella en un cuadrilátero mejor preparada.
-Volviendo la vista atrás, ¿lo ves casi como una temeridad?
-Sí, un poco. Pero yo no tengo una gran promotora ni un gran mánager detrás, ya firmé una vez y tuve una mala experiencia, así que me cuesta el tema de comprometerme. Entonces a mí no me han llevado la carrera, a mí me han propuesto ir a Rusia, a Irlanda, a Alemania…yo he peleado donde me han llamado, porque en caso contrario nunca me subiría al ring. Entonces nunca dejo de entrenar por si me llaman con poca antelación eso lo he ido aprendiendo.

-Pierdes ante Sorroche, tras una victoria pierdes ante la rusa Zrazhevskaya… ¿Piensas alguna vez en tirar la toalla tras dos derrotas en tus tres primeros combates?
-No, porque la pelea de Rusia también fue precipitada y fui porque no quería rechazar ninguna propuesta, ahora sí que quizá me lo pensaría un poco más. Tampoco planteé bien la pelea, no hice caso a mi esquina en lo que me decía y fue un poco desastre (ríe). Un mal día.

-A finales de 2016, llega un parón de dos años y medio sin boxear. Ya has comentado que tuviste una mala racha, no te salían peleas, las que te surgían se caían… ¿Tenías pensado dejarlo del todo?
-Sí, fue una época dura. Las rivales me rechazaban las peleas, no se fiaban de llamarme porque sabían que llamar a Mary Carmen Romero era sinónimo de pelea complicada… así que lo mandé todo a paseo. Me daba mucha rabia no tener las opciones de demostrar mi trabajo diario.

-Y después, el ascenso. Decides retomar la práctica boxística en 2019 y, tras dos triunfos en España, vas a Alemania a hacer un título intermedio IBF contra una invicta. Das la campanada, y a principios de 2020 llega la gran oportunidad. Te sentó bien el parón, ¡menudo último año!
-Pues sí, volví porque yo quería pelear, lo veía injusto y me acabé rebelando contra esa situación de inactividad. Cuando veía en el ring a otras chicas, yo me consumía viva, y me dolía en mi amor propio, entonces decidí que tenía que volver a boxear.
Sobre el combate de Alemania, fue alucinante. La imagen de mi rival salía en los autobuses, en las latas de bebidas energéticas, en todos los sitios de esa zona del país. Yo pensé que la tenía que ganar de una manera clarísima si quería salir con el brazo en alto, y así fue. Ya la bloqueé mentalmente desde el pesaje: entré muy fría, sonriendo, iba bien arreglada, con mi vestido y mis tacones, como si no fuera a pelear, le di la mano y un abrazo alegre, la iba dirigiendo en el pesaje, ponte aquí, ponte allí… Y ella no se esperaba nada de eso. En el combate, le metí manos muy duras y me llevé el triunfo, pero fue un juego mental que empezó antes.

-Y después vino el Campeonato de Europa. ¿Qué supone para alguien que no tiene una gran promotora detrás organizar un Campeonato de Europa de boxeo femenino? Parece casi un imposible, viendo el apoyo del boxeo en España, y más del femenino, tristemente. No hubo ni siquiera opción de verlo por TV en España.
-El dinero lo puse yo, gracias a mi pueblo Puerto Lumbreras. Se volcaron todos en mí: comercios, locales, me pusieron una limusina, la iluminación, etc. Fue un ambiente increíble, se lo agradezco muchísimo porque ellos me ayudaron a sacar los 10.000 euros necesarios. Además, iba a pelear contra otra rival, y esta chica la sorprendió en un combate, así que pude ganar la subasta y se logró organizar la velada. Salí al ring con unos 50 niños del pueblo alrededor, imagínate cómo estaba todo para la ocasión. Fue más que especial lo que me hicieron sentir.

Tras ganar el título de Europa, con Gabi Sarmiento (entrenador de boxeo), Benjamín López (Presidente Federación Murciana de Boxeo) y Ricky Pow (representante WBC)

-Tienes casi 35 años, ¿Qué planes tienes a corto plazo? ¿Vas a poner el Campeonato de Europa en juego o, dada la edad, intentar posicionarte de cara al título mundial en alguno de los organismos? Estás la número 9 en el WBC, por ejemplo. ¿Sería posible organizarlo en casa como el campeonato de Europa o ya entramos en parámetros económicos imposibles?
-Si tengo que defender el título europeo, lo defenderé, pero me gustaría mirar hacia arriba. Hubo negociaciones con la WBA para una oportunidad mundialista y otras opciones, pero la dichosa pandemia lo paró todo. Además, ahora mismo tampoco están abiertas muchas fronteras y la cosa está complicada.
Hacer el campeonato del mundo por mi cuenta sería casi imposible, pero renunciaría a cobrar mi bolsa si tuviera la ayuda de una promotora. Yo nunca me he guiado por la bolsa, y no cobré nada cuando me convertí en campeona de Europa (de hecho, ahí invertí lo que me dieron por pelear en Alemania). Ya te digo que soy reticente con las promotoras, me da miedo firmar porque a mi edad ya no hay vuelta atrás si tengo otra mala experiencia, pero quizá fuera la única manera. Ahí está la cosa, alguna conversación he tenido y ojalá llegue a buen puerto.

-Vamos terminando, nos gustaría que nos explicases cómo es ser madre de dos niños, trabajar en el sector de la seguridad y practicar el boxeo de alto nivel, deporte del que también das clases. ¿Tantos sacrificios hacen falta para que una chica pueda cumplir su sueño de ser boxeadora de alto nivel en España? ¿Qué obstáculos deberían quitarse del camino?
-Como te contaba, a mí el boxeo me cuesta dinero, porque mismamente cada día me desplazo a entrenar a hora y media de donde vivo. Además, las bolsas de un combate femenino son de risa, nunca he peleado por temas de dinero. Yo lo veo más como mi forma de vida que como un deporte, por eso hago tantos sacrificios… y ver tan cerca ser campeona mundial es el estímulo perfecto para entrenar sin descanso. El apoyo de mi familia es también inestimable, mi marido me entrena y mis dos niños han crecido viendo a su madre en el mundo del deporte de contacto, sobre todo el boxeo. Es algo totalmente normal para ellos.

Aparte, como te he contado antes hablando del pesaje en Alemania, que yo sea boxeadora o entrene mi cuerpo no significa que no sea femenina. Luego me ponen en foros de boxeo que cómo me saco una foto para un cartel de boxeo con los labios pintados, comentarios de ese estilo llenos de machismo. No tiene nada que ver una cosa con la otra, ¡ni que fuera a pelear en el cartel! (grita, enfadada). Afortunadamente, la cosa está cambiando poco a poco, cada vez boxean más mujeres y hay muchas chicas en los campeonatos de España, por ejemplo.

-Pide un deseo (aparte de ser campeona del mundo) para el futuro del boxeo español, del pugilismo femenino o tu carrera.
-Me gustaría que nos dieran las mismas oportunidades que a los hombres.

-Muchas gracias, Mary. Ojalá te veamos muy pronto con nuevos triunfos para nuestro boxeo.
-Gracias, ha sido un placer conversar sobre tantas cosas.