Darío Pérez
@Ringsider2020

Cuando Nonito Donaire (41-6, 27 KO) (en la foto) venció hace unas semanas a Nordine Oubaali y reinó de nuevo en el boxeo, se anunció que pelearía contra John Riel Casimero (30-4, 21 KO) el 14 de agosto en pelea de unificación.

Casimero tenía pactada una cita con Guillermo Rigondeaux (20-1, 13 KO) para esa fecha por su título mundial gallo WBO, pero el cubano aceptó hacerse a un lado para que Donaire y Casimero, en una de las más grandes peleas entre filipinos de la historia, unificasen sus coronas mundiales. La condición, además de una probable gratificación económica que no ha transcendido, era que se enfrentase al campeón con varios cintos en su poder.

Ya cuando todo esto parecía prácticamente cerrado, la magia del boxeo ha aparecido. Esa magia que hace que Floyd Mayweather diga que Gervonta Davis no se enfrentará a nadie fuera de PBC, esa magia que otorga títulos mundiales a la carta, esa magia que hace que Thurman diga que no conoce a Jaron Ennis para evitarle, esa magia que tiene a Terence Crawford, uno de los mejores boxeadores de cualquier peso, parado año tras año. Es la increíble capacidad que tiene nuestra disciplina de autodestruirse ella sola. Perdón, el boxeo no tiene ninguna culpa, sino unos cuantos botarates que, haciendo flaco favor al Noble Arte, se empeñan en destrozarlo desde dentro con sus prácticas.

En este caso, es simple la ecuación. Donaire, el invitado a última hora, ha dicho que se baja del combate. Nonito parecía empezar pronto con las excusas, diciendo por boca de su mujer que había algunos malentendidos en las prácticas antidopaje previas al combate filipino, mareando un poco la perdiz ante un asunto que, finalmente, pareció resolverse satisfactoriamente.

Según los Donaire, Casimero no estaba enrolado en los llamados VADA, test voluntarios para velar por la limpieza de los peleadores, pero la propia VADA les hizo retractarse, al señalar que sí, que Casimero se estaba sometiendo a esas pautas. Después, la señora Donaire se hizo la ofendida por unas declaraciones de Ángel «Memo» Heredia y alguna otra persona del equipo de su oponente, acerca de ese anterior episodio, exigiendo disculpas públicas a Casimero y su entorno bajo amenaza de no hacer la pelea. Las disculpas de esas frases, evidentemente desagradables e irreproducibles, no ha llegado, y el campeón mundial gallo WBC ha dicho que no unificará contra su compatriota. Rigondeaux se ha vuelto a pegar a su teléfono móvil, porque ahora mismo vuelve a ser la opción más real.

Según algunas fuentes, lo que realmente ocurriría es que, tras la última victoria de Naoya Inoue contra Michael Dasmariñas, este se habría cansado de rivales tan inferiores y habría exigido una unificación total lo más pronto posible. Donaire no oculta que la reedición de su tremenda pelea de 2019, que ahora sería triple unificación mundial y una gala de muchísimo dinero, está en su mente. Por tanto, Nonito, al que desde estas líneas admiramos por su trayectoria deportiva y comportamiento sobre el ring, habría intentado finamente apartarse del pleito ante Casimero (aunque muy sutil, la verdad, no ha sido).

Veremos en qué acaba todo esto, porque el 14 de agosto está ya a seis semanas y no queremos quedarnos, como aficionados, sin ninguna de estas buenas peleas para esa noche que tanto prometía, con muchas galas interesantes en Inglaterra y Estados Unidos.