Hoy hace 50 años (25 de junio de 1970) de la disputa de dos campeonatos de Europa en una misma velada, como recordábamos hace unos meses.

En el Palacio de los Deportes de Madrid, José Legrá (113-7-4, 42 KO) arrebataba la corona del peso pluma al italiano Tomasso Galli (31-6-4, ) y Miguel Velázquez (41-1-1, 22 KO) defendía por primera vez su título europeo del ligero ante el italiano Carmelo Coscia (36-8-2, 3 KO).

Esto contaba el gran periodista catalán José Canalis en las páginas de Mundo Deportivo:

«Con una entrada que puede calcularse en unos 9.000 espectadores se celebró anoche en el Palacio de los Deportes madrileño la gran velada internacional que reunía nada más y nada menos que dos campeonatos de Europa, en un verdadero encuentro España-Italia, decantado por nuestros púgiles Legrá y Velázquez, a victorias sobre Tommaso Galli y Carmelo Coscia.

Legrá recuperó el título de campeón de Europa, al vencer por abrumador margen de puntos al italiano Tommaso Galli, nuestro viejo conocido que anoche sabiéndose Inferior ante el aspirante quiso evitar por todos los medios la pelea abierta emprendiendo la franca huida o adoptando un boxeo conservador con muy pocas variaciones desde que comenzó la pelea. El combate por este motivo resultó monótono pese a que Legrá intentó enderezarlo, persiguiendo a Galli por todo el cuadrilátero, lo que sin embargo no consiguió levantar los ánimos de los espectadores que llegados al quinto asalto iniciaron las palmas de tango.

En el sexto asalto Legrá se lanzó sobre Galli, con más ímpetu y dedicó una serie de esas genialidades que a veces le han inspirado ante los adversarios más notables y con su persistente izquierda larga y doblados de derecha de buena factura despertó al público que reconoció no sólo su gran voluntad, sino también sus ambiciosos deseos de vencer y convencer, cosa que por culpa del espíritu conservador de Galli, no podía realizar.

Legrá-Galli

Este asalto fue uno de los mejores de la pelea y ya nos !as prometíamos muy felices en el siguiente cuando empezó a tomarle la medida a Galli, luciéndose y persiguiéndole por todo el cuadrilátero sin lograr empero, que el italiano saliese nunca de sus casillas y siguiendo por lo tanto en sus trece, quizá esperando alcanzar los asaltos intermedios para reaccionar al final e impresionar al árbitro en las postrimerías de la pelea. En el noveno, Galli pasó el peor rato del encuentro; hasta aquel momento una serie de Legrá, acusada por Galli, pudo ser el principio del fin, pero el italiano unas veces agarrándose y otras huyendo del español pudo mantenerse en posición vertical y con ello lograr el éxito de terminar el asalto.

A partir de entonces y como Legrá arreciaba en sus ataques, Galli procuró embarullar la pelea haciendo lo indecible. Sus deseos se vieron coronados de éxito en el decimotercer asalto al conectar Legrá una derecha e izquierda y Galli se fue por los suelos claramente tocado.

El árbitro contó los segundos de ritual y el Palacio despertó aplaudiendo a rabiar a Legrá, que por fin había encontrado motivo para remachar el clavo de su futura victoria sin que lo empañase la más leve duda.

A partir de entonces la marcha triunfal de Legrá hasta el final de los quince casitos se hizo patente, terminando con Gaili, y viendo su brazo levantado como nuevo campeón de Europa por el árbitro francés.

Legrá manifestó al final del combate: ‘Estoy y no estoy muy contento en estos momentos. Lo estoy porque he ganado, naturalmente, y sobre todo por que por ello he dado de nuevo un titulo a España a la que se lo debo todo, y no lo estoy porque no he podido, por la actitud de mi contrario, hacer la pelea que hubiera sido mi deseo. Pero —siguió diciendo—, mi meta, como todos saben es lo otro, reconquistar lo que me robaron, el título mundial. Y a por él voy’.»

Hay que recordar que Legrá había perdido el título mundial injustamente ante Johnny Famechon y buscaba otra oportunidad, de momento logrando el europeo. Y la tendría para volver a ser campeón mundial.

VELÁZQUEZ MUY SUPERIOR
«En el otro europeo de la noche, el tinerfeño Miguel Velázquez tuvo en Carmelo Coscia, campeón de Italia, un candidato voluntarioso, pero verdaderamente de escasa calidad para que el canario tuviese preocupaciones. Con un boxeo infinitamente mejor, Velázquez desde los primeros compases de la pelea dejó adivinar que no tendría problema alguno en conservar su fajín de campeón ante el ya veterano Coscia.

Coscia-Velázquez

Además, el propio Velázquez estaba tan convencido de ello que dede el primer sonido del gong, ya salió tras su oponente como si en lugar de un defensor del título fuesé él el candidato. Así transcurrían las cosas con un dominio territorial y técnico de Velázquez sobre el italiano, circunstancia que hizo que la historia de los asaltos por su persistencia y dominio no tuvieran ese color y emoción que trasciende de una pelea cuando los oponentes poseen fuerzas equilibradas.

Sin embargo, Velázquez se hacía aplaudir por sus series de una persistencia tal que Coscia no sabía que hacer para evitar la implacable persecución de su adversario. Hubo de llegar el decimoprimer asalto para que el castigo al que sometió el canario a Coscia surtiese su efecto. Apabullado por una serie, el italiano se volvió de espaldas y parecía iba a caerse definitivamente pero se mantuvo de pie.
Mr. Desgain le contó 8 segundos, decidiéndose a renglón seguido Coscia a abandonar, levantando el brazo en reconocimiento de que nada tenía que hacer sino sufrir una más severa derrota ante Velázquez».

Velázquez haría una defensa más antes de perder el título europeo, pero más adelante conseguiría también el ansiado título mundial.