Darío Pérez
@Ringsider2020
Pocas veces en la era de los grandes cinturones el boxeo ha tenido lo que todos los deportes poseen, un único campeón del mundo. Esta aseveración, que dejaría patidifuso a cualquiera que no conozca el sistema organizativo de nuestra disciplina, cobra sentido cada vez que nos encontramos a campeones que no unifican, pese a poder hacerlo. Pero cobra aún más sentido cuando sí se logra que una persona posea los títulos mundiales IBF, WBA, WBC y WBO. Será el caso del peso superwélter, una de las divisiones más complicadas en el pugilismo actual, en la madrugada de este sábado al domingo. Quien salga con el brazo en alto se unirá a Bernard Hopkins (peso medio, 2004), Jermain Taylor (medio, derrotando a Hopkins en 2005), Terence Crawford (superligero, 2017), Oleksandr Usyk (categoría crucero, 2018) y, recientemente y con vigencia actual, Josh Taylor (superligero, 2021) como campeón de los cuatro organismos principales desde que se reconoce a la WBO como parte de ellos, en los años noventa del siglo pasado.
El AT&T Center de San Antonio (Texas), en el medio oeste estadounidense, territorio mexicano hasta El Álamo y San Jacinto en 1836, acogerá el gran evento organizado por Premier Boxing Champions.
La pelea principal de la velada enfrentará al campeón IBF, WBA y WBC Jermell Charlo (34-1, 18 KO) y al campeón WBO Brian Castaño (17-0-1, 12 KO). Dos púgiles de 31 años, en su mejor momento físico, boxístico y de madurez, que culminan sendos pasajes llenos de dificultades hasta llegarse a un punto soñado: ser, de manera inapelable e indiscutible (undisputed, que dicen los norteamericanos) el mejor púgil de su división, la superwélter.
Charlo está en el mejor momento de su carrera. Tras su única derrota en diciembre de 2018 ante Tony Harrison, en ajustada decisión unánime, se prometió a sí mismo ser el número uno. Ya había tenido un susto meses antes, cuando venció a Austin Trout por decisión mayoritaria. Esos dos combates parecieron dar la razón a los que acusaban al más liviano de los Charlo de ser un púgil conservador, de nadar y guardar la ropa en lugar de dar el paso adelante y sumar sus triunfos de manera contundente. Dicho y hecho: después de dejarse la condición de invicto con Harrison, ha ganado por KO sus tres duelos siguientes, contra Jorge Cota, el propio Harrison (recuperando el campeonato mundial que le arrebató) y Jeison Rosario, obteniendo así en septiembre de 2020 los tres cinturones que posee, IBF, WBA y WBC. Es el local, tanto en el sentido literal, texano, como el firmado por Al Haymon y PBC; esperemos que este hecho no tenga transcendencia en caso de llegar a las cartulinas.
El argentino Castaño ha ido picando piedra, con la habitual carrera muy complicada para asentarse en la cima del boxeo mundial para cualquier boxeador de fuera de los territorios más poderosos, deportiva y económicamente hablando, y en el satélite de las grandes promotoras. Pese a una carrera amateur muy prometedora, incluyendo una etapa imbatida en las World Series of Boxing, el Boxi empieza a aparecer en Estados Unidos en su noveno combate, dando pequeños pasos que no dieron sus frutos. Así, tuvo que volver a su país para buscar la vía de los títulos intermedios contra el portorriqueño Emmanuel de Jesús, que le dio muchos problemas antes de ser noqueado por el argentino. En la misma línea, hubo de salir a Francia a derrotar a domicilio a Michel Soro y Cedric Vitu, pesadilla del boxeo español en los últimos años. Tras un empate contra Erislandy Lara, que pareció ganar Castaño, y un combate «menor», le llegó la oportunidad mundial tras una larga espera por la pandemia y el visado del campeón brasileño, Patrick Teixeira, a quien batió por amplia decisión en febrero. Brian pudo buscar una defensa voluntaria o asequible, pero se lanzó a la gloria deportiva en cuanto pudo, a unificar. Los aficionados siempre tenemos en cuenta este tipo de cosas para, como dicen allá, bancar a unos deportistas más que a otros. Pese a ser lo que llaman el underdog, el púgil que parte como teórica víctima, por la referida condición de local y la mayor altura y envergadura de Charlo, el Boxi no ha llegado hasta aquí para dejarse nada y buscará dar la sorpresa (16 de 17 expertos consultados por The Ring dan por ganador a Charlo).
Como semifondo, un título WBA (el campeón mundial es Teófimo López) de tantos como hay en el peso ligero entre el estadounidense Rolando Romero (13-0, 11 KO) y el sueco Anthony Yigit (24-1-1, 8 KO), llamado a última hora como reemplazo de Austin Dulay (14-2, 10 KO). Yigit es, potencialmente, mejor oponente que Dulay, pero habrá que ver la forma en la que se presenta tras llevar dos años inactivo y haber dejado entrever su retirada para emprender una carrera como actor en Estocolmo. Por si eso fuera poco, Yigit llevaba varios años militando en el peso superligero. Un misterio el rendimiento del escandinavo contra un Romero que perdió ante Jackson Maríñez, a pesar de que los jueces le dieran vencedor. En el resto de sus pleitos, no ha padecido el problema de tener que escuchar a los jueces, pues tiene una potencia de golpeo temible.
Abrirá la función la gran promesa uruguaya del peso medio, Amílcar Vidal (12-0, 11 KO), contra Immanuel Aleem (18-2-2, 11 KO). Vidal ya ha realizado dos combates en Estados Unidos tras llamar la atención en sus peleas de Hispanoamérica, y tendrá un importante test para comprobar si está listo para hospedarse en el hotel de los grandes de una categoría tan cotizada como la mediana. Aleem tiene una curiosa cuenta de Twitter, como anécdota: Loco_Manolo_, mientras que Vidal se presentó hace unos meses a la afición española en ESPABOX.
Como ya informábamos en días pasados, la velada podrá verse en España la madrugada de este sábado al domingo (y también en diferido) mediante FITE TV, a un asequible precio de 8’50 euros al cambio. Se puede contratar aquí.