Darío Pérez
@Ringsider2020

Amílcar Vidal (Uruguay, 1996) representa la ilusión del boxeo uruguayo. Veinticuatro años, once combates que se cuentan por triunfos y diez KO son la tarjeta de presentación de este peso medio de Montevideo. En unos días, realiza su segundo combate en Estados Unidos tras una gran victoria en su presentación ante el público norteamericano. Será cabeza de cartel el 14 de noviembre en una velada de PBC en Los Ángeles, que verán en todo el país por Fox Sports.

-Amílcar, ¿Qué tal estás? Un placer poder hablar contigo.
-Hola, un gusto y el placer es mío.

-Nos gustaría saber cómo fueron tus primeros pasos en el boxeo. ¿Cómo empezaste en nuestro deporte?
-Pues empecé desde chiquito, tenía cinco años y mi padre había sido profesional en las décadas de los 60 y 70. Además, tengo dos hermanos mayores también antiguos boxeadores: el peso medio Richard Vidal fue profesional y peleó en varios países por cosas importantes, y Alejandro fue muy buen púgil amateur. Ellos son hoy en día, los tres, mis entrenadores, y fueron mi empujón cuando comencé a boxear. Este es un deporte que, en mi familia, siempre se vivió en primera persona y nos apasionó a todos.

-Y tu carrera previa a profesionales, ¿hiciste muchos combates? ¿Tuviste momentos destacados como amateur?
-Tengo unas 50 peleas como amateur, participé con mi selección en dos torneos; en uno de ellos, los primeros Juegos Suramericanos de la Juventud de Lima 2013, saqué medalla de bronce. Al no haber mucha competencia y estar tiempo parado, dejé la selección y empecé a pelear por la CUBAP (Comisión Uruguaya de Boxeo Amateur y Profesional), que acababa de surgir como nueva oportunidad, y lo avalaba el WBC.
Se creó por Sampson Lewcowicz, quien hoy es mi promotor, y Sergio Márquez, presidente, y me abrieron las puertas para competir. En un año, tuve doce peleas y salí campeón de un torneo creado por Sampson y el Consejo: Torneo Mercosur – Rumbo a México.
De allí, cuatro boxeadores podrían ir a entrenar y pelear en ese país, y pude compartir guantes con grandes como Juan Manuel Márquez o Carlos Cuadras. Hice dos peleas allí, salieron bien y ya volvimos a Uruguay y surgió la ocasión de ser profesional.

-Ahí es cuando, a los 22 años, das el paso al boxeo rentado. Cuéntanos un poco cómo fue el momento y cómo lo afrontaste.
-Como te decía, la chance surgió a mi vuelta de México, aunque ya lo había hablado un poco con mi familia previamente. Traté de tomarme las cosas con calma y sigo manteniéndolo hoy, vamos despacio y paso a paso, pero sin duda convertirme en profesional fue algo decisivo.

-Empiezas tu nueva carrera, vas venciendo por KO y ya en tu cuarto combate te ponen enfrente a un buen récord, y además viajando a Argentina. Desde Lizardo, ya todos tus rivales con un registro positivo, incluyendo a varios que estaban invictos. No pierdes el tiempo.
-Respecto a eso, la base de todo está en el gimnasio, hay que tener disciplina y constancia. Dicen que las peleas se ganan en el gimnasio, porque si haces un buen trabajo ahí te van a respaldar los resultados. Siempre hay que estar preparado, porque en este deporte puede pasar de todo y una mala noche la tiene cualquiera, pero poco a poco vamos creciendo. El nivel de exigencia tiene que ir aumentando y ahí uno ve en qué nivel está y si el trabajo
que venimos haciendo es bueno o es malo.


-Hace un año, te haces con el WBC Latino del peso medio, y poco después tu debut en Estados Unidos. Además, dos grandes actuaciones. Vuelves a pelear en enero, nuevo nocaut, y llega la pandemia. ¿Cómo te ha afectado esta situación con el gran momento que vivías?
-Sinceramente, estábamos en muy buen momento cuando surgió la pandemia. Había dado un paso importante en mi carrera al pelear en EEUU y sabíamos que ese combate era una puerta para pasar al siguiente nivel. Gracias a Dios, nos fue bien y luego volví a pelear en mi país con mi gente, fue muy especial. Iba a ser un año muy activo para mí, pero se truncó todo.
De todos modos, como te decía, nunca dejé de entrenar, me gusta lo que hago y soy consciente de ello, no te puedes quedar parado nunca. Fue un mal momento para el mundo, espero que las cosas vayan pasando y volver poco a poco a la normalidad.

-Y llega tu gran momento. ¿Cómo afrontas ser cabeza de cartel en Estados Unidos, en un gran evento de PBC? ¿Te ves preparado para ello? ¿Nos puedes contar algo sobre tu preparación?
-Hemos hecho una buena preparación, un gran campamento con el equipo de Sebastián Fundora y su padre Freddy. Nos permitieron estar con ellos, ya que pelean en diciembre, y les estamos muy agradecidos. También estamos contentísimos por la oportunidad de estar en esa gran cartelera en PBC, agradeciendo el trabajo a Sampson y su confianza en nosotros.
Estoy tranquilo porque sé que estamos con un gran entrenamiento y llegaremos a la pelea al 100% física y mentalmente. También, como siempre digo yo, hay que disfrutar de estos momentos que el deporte me da.

-¿Qué nos puedes contar de Edward Ortiz, tu rival? Es grande, duro, y también está imbatido.
-Algo hemos visto, mi equipo se encargó de eso y hemos trabajado en base a lo que vieron. Sabemos que tenemos un rival duro y una pelea difícil, pero estoy centrado en trabajar fuerte en el gimnasio, así que esperemos que todo salga bien. Siempre digo que las peleas son las peleas y hay que estar preparado para todo, pero llego motivado y tranquilo.

-Tu promotor, Sampson Lewcowicz, es bien conocido en España por su trabajo con algunos de los nuestros, como Kiko Martínez. Ya comentábamos antes que llevas una carrera sin rivales fáciles, con pruebas constantes. ¿Cómo es trabajar con Sampson y qué planes tenéis a corto plazo si logras vencer en unos días?
-Tenemos muy buena relación con él, da gusto trabajar juntos y nos sentimos muy cómodos. Nuestro deber es estar siempre preparados y a la altura de las circunstancias.
Como te decía, todas las peleas son difíciles, pero el mejor respaldo que puede uno tener es la constancia y la disciplina. Vamos paso a paso, tenemos un compromiso muy importante el día 14 y mi cabeza está solo en eso. Después, ya se verá y Sampson nos dirá qué puede venir.

Junto a Sampson Lewcowicz

-¿Quiénes son tus ídolos en el mundo del boxeo? ¿Hay alguien con quien te haría especial ilusión poder enfrentarte en un futuro?
-Siempre digo que ídolos como tal nunca tuve. He mirado a grandes boxeadores y me gustan por su estilo Andre Ward o Canelo, pero si tengo que elegir me quedo con mi familia. Son ellos los que me incentivaron, entonces ver boxear a mi padre y mis hermanos es lo que me trajo al boxeo, por eso prefiero que sean mis espejos en el deporte y en la vida.

-Por último, un poquito más personal. ¿Por qué te conocen como Pety?
-Me lo pusieron mis viejos cuando era pequeño, con 11 años no crecía y me puso ese apodo mi padre… hasta que un día empecé a crecer y a los 18 ya era más alto que él (ríe). Ahí me quedó el Pety, y todos los que me rodean me lo llaman porque es más fácil que mi nombre (ríe de nuevo).

-¿Cómo es Amílcar Vidal fuera de los cuadriláteros?
-Soy una persona tranquila, vivo el día a día y soy muy familiar. Cada momento libre, aprovecho para estar en casa con los míos, veo boxeo o películas y disfruto de esos momentos únicos. También estudio cuando puedo y tengo tiempo en casa. Llevo una vida normal, como cualquiera.

-¿Tienes algún tipo de relación con España? Haberla podido visitar, algún boxeador de los nuestros que conozcas… Nosotros nos sentimos muy cercanos de todos los púgiles hispanos, desde México a toda Hispanoamérica.
-Sinceramente, no conozco España, pero es uno de los lugares que más me gustaría visitar. Tengo amigos que han ido allí o incluso vivido, y todos me dicen que debería conocerlo. También he seguido mucho a Maravilla Martínez y a Kiko, por Sampson, y miro sus peleas. En un futuro, si todo va bien, os haré una visita por ahí.

-Finalmente, aunque aún no sabemos si se podrá ver tu pelea en nuestro país, ¿te gustaría despedirte con un mensaje para los aficionados de ESPABOX?
-Primero, agradecer la oportunidad de poder charlar con ustedes y darme un poquito de su tiempo, y después mando un saludo enorme para todos. Gracias a la gente que me sigue también de mi país, y espero algún día conoceros. A ver si pueden estar pendientes de mí este próximo 14 de noviembre.

Gracias a ti por tu amabilidad. Y toda la suerte del mundo.