Daniel Pi
@BastionBoxeo

Cuando el pasado enero Badou Jack dejó vacante su título WBC del peso supermedio se inició un proceso para designar a dos coaspirantes que resultó mucho más complejo de lo esperado, prolongándose casi siete meses. Inicialmente, se decidió que Callum Smith, que era el retador oficial de Jack, fuese uno de los aspirantes, mientras que el otro sería Anthony Dirrell. De hecho, se acordó y se hizo oficial que ambos pelearían en Los Ángeles el día 9 de septiembre, estando ya los contratos firmados cuando el estadounidense Dirrell reclamó extrañamente que se cambiase la sede del mundial a Flint, su ciudad natal y de residencia. Esto supuso que Smith, harto de ver múltiples esfuerzos negociadores no materializarse en subidas a un ring, decidiese entrar en el torneo World Boxing Super Series, cediéndose su puesto en el campeonato a David Benavídez (18-0, 17 KO).

De todos modos, cuando esta modificación se produjo, Dirrell, que tenía que verse las caras con uno de los pesos supermedio más prometedores de la actualidad, un noqueador con 94% de victorias antes del límite, decidió retirarse del encuentro mundialista, alegando una lesión que ha sido seriamente cuestionada. Así, finalmente, accedió como segundo coaspirante, en un azaroso giro de los acontecimientos, un Ronald Gavril (18-1, 14 KO) que debía más esta oportunidad a los esfuerzos de su promotora, Mayweather Promotions, que a sus logros.

Es por esto que muchos han mostrado su descontento con este cruce por el cinturón WBC del supermedio, entre ellos el propio Callum Smith, que dice no entender cómo pelearán por el cetro vacante el 4º y el 6º clasificado sin tenerle en cuenta a él, que es número 1, cosa que el WBC justificó señalando que Benavídez y Gavril eran simplemente los dos boxeadores mejor posicionados disponibles, o sea sin enfrentamientos pactados.

Sea como sea, donde residen las críticas más duras es en lo desparejado que se considera el enfrentamiento, no porque Gavril sea un mal boxeador sino por la excelente valoración que recibe Benavídez. Y es que el “Bandera Roja” es una figura en ascenso de demoledores resultados e inmaculado rendimiento que en su último combate superó brutalmente en ocho asaltos a un durísimo exaspirante mundial como Rogelio Medina (que quizás mereció la victoria a los puntos ante James DeGale). Por su parte, Gavril no se ha medido a ningún púgil de la cumbre de la categoría y sufrió una derrota que, como le ha sucedido a tantos boxeadores imbatidos, fue suficiente para que muchos descartasen precipitadamente sus posibilidades de hacerse un nombre en la división.

Ciertamente, a Gavril, de gran bagaje amateur, se le está subestimando un tanto, dado que después de ese tropiezo ante Elvin Ayala, que le triplicaba en combates disputados, ha conseguido una estupenda racha en la que casi no ha cedido asaltos y ha encadenado cinco triunfos antes del límite ante púgiles como “El Tiburón” Hilario, Christopher Brooker y Decarlo Pérez. Por eso su entrenador, el que fuera campeón mundial Eddie Mustafa Muhammed, ha señalado, sorprendido por la desigual apreciación de los dos púgiles: “Por la forma en que hablan de Benavídez, es como si fuera King Kong. Pero está bien, es perfecto. Ronald sabe boxear y pelear, puede adaptarse, esa es la gran clave. Esta es nuestra oportunidad”.

En cualquier caso, más allá de la confianza que se pueda tener en sus cualidades y en su capacidad para realizar ajustes, lo cierto es que Gavril es un púgil que combate mucho mejor presionando que cediendo la iniciativa, escenario en el que no es ni el más efectivo ni el mejor de los contragolpeadores y en el que podría verse rápidamente hostigado y encerrado bajo la lluvia de golpes de su adversario. Por ello, teniendo en cuenta que sus mejores actuaciones siempre han llegado atacando, quizás sus opciones pasen por trabajar con cierta intensidad, buscar explotar su contundente golpeo al hígado y desgastar a su espigado rival. De todos modos, Benavídez sí sabe gestionar muy bien las situaciones en las que se encuentra bajo ataque, destacando unos uppercuts enlazados con ganchos temiblemente potentes y veloces con los que ha sentenciado varias de sus peleas, por lo que el rumano Gavril parece encontrarse en una mala situación estratégica respecto al más evitado de los componentes del top 15 del peso supermedio actual, un boxeador que si, como se espera, lograse la victoria se convertiría a sus 20 años (y tras cuatro temporadas como profesional) en el boxeador más joven que consigue coronarse en la historia de la división.

El enfrentamiento Benavídez-Gavril será el estelar de un evento que tendrá lugar en el Hard Rock Hotel and Casino de Las Vegas (Estados Unidos) con retransmisión de Showtime. Ambos boxeadores han cumplido el pesaje satisfactoriamente, parando Benavídez la báscula en 76 kg y Gavril en 75,6 kg, los dos por debajo del límite del peso supermedio (76,2 kg).