El crucero ha sido uno de los pesos con menor nivel en sus campeones y aspirantes del último lustro. Desde que se celebraron aquellas grandiosas World Boxing Super Series que coronaron a Oleksandr Usyk, llegó la nada.
Usyk vio el panorama a nivel de legado y bolsas que cobrar, por lo que eligió bien para subir al peso pesado, donde también hizo historia. Sin embargo, campeones mundiales como Arsen Goulamirian, con una pelea en cuatro años, un Mairis Briedis con un combate anual (y no siempre) y el vacío de poder en Europa, con nombres de tan bajas habilidades como Alexandru Jur o Bilal Laggoune en la ecuación han hecho de la categoría una de las más desprestigiadas del boxeo actual. Finalmente, campeones tan aburridos como Lawrence Okolie tampoco contribuyeron a que el público se interesara por los envites del crucero, sino más bien lo contrario.
Todo eso ha cambiado, parece, con una estrella que emergió en la división hace un par de años, Jai Opetaia. Además, Chris Billam-Smith logró un reinado sólido en el Viejo Continente que se tradujo en el mundial, dentro de su buena progresión.
Además de lo señalado, otros nombres llegados con mayor ambición han provocado mayor movimiento que por fin ha cristalizado en unificación de coronas, algo que se echaba de menos en lo que parecía un peso maldito. La presencia del dinero saudí además ha sido un estimable acicate para que el campeón WBA Gilberto Ramírez (46-1, 30 KO) y su homólogo WBO Chris Billam-Smith (21-1, 13 KO) hayan acordado medirse en Riad, en territorio árabe, el próximo 16 de noviembre. El Zurdo y CBS se verán las caras en un duelo de la Riyadh Season que se antoja muy intenso y del que saldrá un digno rival de Opetaia, quien ya ha peleado con buen dinero de los petrodólares de por medio.