Darío Pérez
@ringsider2020
Foto: Amanda Westcott/SHOWTIME

El Barclays Center de Brooklyn, Nueva York, nos dejó una velada organizada por PBC y cuya principal atracción era ver a uno de los mejores boxeadores de la actualidad.

Gervonta Davis (27-0, 25 KO) nos volvió a obsequiar con un excelente KO ante su compatriota estadounidense Rolando Romero (14-1, 12 KO). El favorito Davis comenzó intentando descifrar a su rival, con un Romero que acabó el asalto con una buena derecha, lo que provocó que Davis se encarase con él tras sonar la campana, algo más de la calle que de un deporte serio, ante la pasividad arbitral. El de Baltimore fue ajustando, pero Rolly le perseguía y ello provocaba que quizá Tank recibiera las manos más duras de su carrera hasta ahora, aunque también impactaba buenos golpes en momentos puntuales.

Davis siguió peleando hacia atrás mayoritariamente, un riesgo ante un pegador, aun no siendo un virtuoso, como Romero, lo que le hizo también encajar algún golpe bajo, como en el sexto round. Un parcial que supuso el final del pleito, pues sucedió lo que casi todos predecían, el cazador cazado. Romero siguió con su persecución, acoso más bien, a Davis, y este, con las cuerdas en la espalda, en una contra espectacular, terminó el combate con una izquierdazo brutal, tras el cual su contrincante cayó contra las cuerdas y, por efecto gravitatorio, al tapiz; pese a los más de quince segundos que el tercer hombre sobre el ring se empeñó en dar a Rolando Romero, este no tenía ninguna opción física de continuar y se tuvieron que parar las acciones.

Impresionante victoria de la estrella de Baltimore y una nueva esperanza para los aficionados. Era el último pleito de Davis con la promotora de Floyd Mayweather, que se ha empeñado en privarle de títulos del mundo (de verdad, no los WBA secundarios, de los que ha ostentado varios a la vez) y de enfrentamientos contra los mejores púgiles de los pesos superpluma y ligero. Ojalá sea el comienzo de una nueva etapa del soberbio púgil, que tiene todas las herramientas para irrumpir en los primeros puestos de las famosas, aunque cuestionables, clasificaciones libra por libra.