Christian Teruel
@Chris_Le_Gabach

Como cada vez que pelean los mejores boxeadores como Canelo, Crawford o Usyk o hay un combate de unificación de títulos, los debates en gimnasios, bares y redes sobre los rankings libra por libra arden. A pesar de que su misión es honrar a los mejores, mi teoría es que las listas libra por libra tienen su origen en esa manía que tiene el ser humano en etiquetar y clasificar todo. Así, para poder satisfacer esta obsesión en el boxeo, y debido a que no se puede hacer esto sobre un ring por las evidentes diferencias de peso entre boxeadores, se empezaron a establecer este tipo de rankings. Sin embargo, lo que no se estableció ni ha sido hecho hasta ahora, es el criterio por el cual se deben hacer tales clasificaciones.

Desde que la revista The Ring y otras publicaciones y expertos comenzasen a sacar estas listas, no hay un consenso sobre qué pauta hay que seguir para hacerlas o sobre qué bases. Podemos observar cómo cada ranking está configurado con unas razones y reglas muy dispares. Hay quien da mucha importancia a los títulos conseguidos. Pero entonces ¿vale más un campeonato WBA del ligero que del peso mosca? Otros tienen en consideración la oposición enfrentada por cada boxeador. Sin embargo ¿Cómo se valora esa oposición? ¿Acaso tiene más o menos mérito ganar a Chisora con sus 12 derrotas que a un Joe Joyce invicto? ¿Importa el número de peleas que haga al año o si pelea fuera de su país? ¿Por qué algunos incluyen a pesos pesados y otros no? ¿Poner a un luchador técnicamente muy bueno por encima de otro que tiene todos los cinturones en su división? Hay quien directamente aplica como valor el gusto personal por un boxeador o estilo concreto. Esto nos da la pista clara de lo que se trata en realidad una lista libra por libra: datos meramente subjetivos y nada absolutos.

Recuerdo escuchar a Mike Costello, veterano periodista y narrador de BBC y DAZN decir que, en la igualada y polémica pelea entre Sugar Ray Leonard y Marvelous Hagler, dio ganador al primero. Achacaba esta decisión a que personalmente le gustaba más el estilo de Sugar Ray. No obstante, entendía perfectamente a quien tuviera a Hagler como vencedor si ese tipo de boxeo era su predilección. En las listas de expertos y aficionados nos vamos a encontrar lo mismo. Filias y fobias juegan un factor importante, lo que lleva a plantearme cuan en serio hay que tomar estos rankings. ¿Cómo es la lista de un experto o fan más justa que la de otros? ¿Con que criterio podemos afirmar eso?

Curioso que las listas de Boxrec, hechas por una inteligencia artificial y algoritmos de manera totalmente imparcial con fríos datos como herramientas, es la única que pone a casi todos de acuerdo en la opinión sobre ellas de la misma forma que Balenciaga con sus modelos de zapatillas deportivas: son horrorosas.

Yo ya no soy muy proclive a hacer este tipo de listas, aunque hiciera alguna en el pasado y debatiera sobre ellas con aficionados y periodistas. Los rankings libra por libra están bien si son con motivo de intercambio de conocimiento, opiniones y gustos. Pero si se tratan de imponer estos sobre los demás o se desprecia al prójimo por pensar diferente, entonces se convierten en algo a lo que dar escasa relevancia. Y tan absurdo y con las mismas bases de una discusión sobre cual es mejor, si el helado de chocolate o de vainilla.