Hoy seguimos con la sección de vídeos, dirigida por Alfonso Feal (@fonsito17), en la que encontramos grandes peleas de todos los tiempos para que los aficionados puedan disfrutar todos los fines de semana en Espabox.

También los lectores pueden dejar sus comentarios abajo de esta página y compartir sus impresiones con los demás aficionados.

Hoy tenemos otro combate histórico, pero antes hay que leer la interesante previa de Carlos Utrilla:

El combate de esta semana enfrentó a dos hombres que no llegaron a ser campeones del mundo cuando parecía que tenían las condiciones adecuadas para conseguirlo. Sin embargo, en el boxeo esto facilita pero no garantiza el éxito: se necesita algo más. Oba Carr en sus oportunidades mundialistas sucumbió ante algunos de los mejores púgiles de su época: Trinidad, Quartey, De la Hoya. Por su parte, el dominicano Pedro Sánchez carecería de la suerte (y oportunidades) que algunos tienen y su carrera se acabó diluyendo antes de llegar al nivel que se presuponía.
El combate se disputó el 23 de octubre de 1993 en el Convention Center de Fort Lauderdale, en el Estado de Florida. La velada estaba organizada por Don King y contaba en su combate de fondo con el genio boricua Félix Trinidad, quien hacía la segunda defensa del cetro IBF del peso wélter. “El Tito”, que por entonces tenía sólo 20 años, no tendría un combate fácil ante el rocoso estadounidense Anthony Stephens.

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez había nacido en 1965 en la República Dominicana y en 1987 debutaba en el profesionalismo. Conocido con el sobrenombre de “Chinito” por sus ojos rasgados al estilo asiático, pronto se trasladó a Nueva York y empezó a hacerse un hueco en veladas, muchas de ellas promovidas por Don King.
Desde finales de 1989, cuando interviene en el undercard del europeo entre Poli Díaz y Steve Boyle, Sánchez alterna las peleas en USA y su país de origen, con las realizadas en España. Aquí destacan victorias como la conseguida frente al argentino Daniel Arce por el título WBC Internacional ligero o ante Edwin Murillo. En Estados Unidos, la exhibición que lleva a cabo contra Tunder Foster, ni más ni menos que en el undercard de la inolvidable Meldrick Taylor vs Julio César Chávez I.
En 1991 llega el momento clave de la carrera de “Chinito” Sánchez. Y no será una pelea, sino una “no pelea”. A comienzos de año existe un acuerdo para que el dominicano, asentado ya en el peso superligero, se enfrente a Héctor “El Macho” Camacho. Pero el boricua debe antes deshacerse de Greg Haugen, lo que en un cerrado y polémico combate (con Camacho no chocando guantes en el último round y viendo cómo se le descontaba un punto decisivo por esto) no consigue. Esta polémica y la sustancia encontrada en la orina de Haugen tras la pelea, llevó a que se ordenara una revancha, después del cual, Camacho estuvo más de un año sin combatir.

Sánchez lucharía por otra oportunidad, pero el pertenecer a un gimnasio y equipo donde está Chávez en tu división, influyó negativamente. Cansado, finalmente recibió una propuesta que acabó aceptando: subiría de peso, al wélter, para pelear con el ascendente Oba Carr.

Oba Carr
Carr, que llegó a ser entrenado por Emanuel Steward, nació en 1972 y entró en el boxeo a los 6 años. Natural de Detroit, de ahí el alias de “Motor City”, acumuló diferentes éxitos en el terreno amateur y un récord reportado de 168-8 antes de hacerse profesional a los 17 años.
Carr acumularía 20 victorias en dos años antes de enfrentarse con el excampeón mundial ligero Livingstone Bramble (aquel que ganó a Mancini dos veces), con el que tuvo muchos problemas. Hombre rápido, atlético, de buena pegada con ambas manos y jab dañino, esta pelea suponía para él un test para ver si estaba ya (pese a sus 21 años) preparado para retos mayores.
Ante él, aunque fuera de su peso, un “Chinito” Sánchez también muy técnico, un auténtico “bailarín” del ring, dotados de buenos movimientos laterales y una mano izquierda poderosa (era zurdo). Un combate de calidad.