Daniel Pi
@BastionBoxeo

Cuando en su imparable avance la estrella en ascenso japonesa Hiroto Kyoguchi (12-0, 9 KO) dejó una actuación menos brillante de lo esperado ante el filipino Vince Paras, las preguntas surgieron, siendo algunas de las más recurrentes las que precipitadamente se cuestionaban si el joven púgil no era tan bueno como se auguraba. Kyoguchi afirmó que los problemas con el peso mínimo, algo más que razonable teniendo en cuenta que dar 47,6 kg con un 1,62 m de altura no es tarea sencilla, fueron los causantes de su actuación por debajo de las expectativas, ascendiendo por ello al peso minimosca (49,0 kg).

Tras un rodaje de adaptación, el pasado 31 de diciembre llegó el momento clave para saber si Kyoguchi podía continuar con su extraordinario recorrido en la nueva división ahora que no tenía que padecer tantos sobreesfuerzos con el peso, prueba de fuego que le llegó ante un boxeador de enorme nivel y extitular unificado como Hekkie Budler. Entonces, Kyoguchi volvió a ofrecer su mejor versión, haciendo que el durísimo sudafricano, verdugo de adversarios como Ryoichi Taguchi, Simpiwe Khonco o Chaozhong Xiong, fuese vapuleado y quebrado con un KOT por primera vez en su carrera.

Así, Kyoguchi, apodado “Dynamite Boy” o “Mad Boy”, volvió a la cresta de la ola y enterró profundamente cualquier duda, logrando una corona mundial WBA del peso minimosca que defenderá de forma voluntaria este miércoles en el mismo evento en el que tendrá lugar el mundial del peso supermosca Ioka-Palicte, organizado en el Makuhari Messe de Chiba (Japón).

Habiendo afrontado una pelea exigente ante Budler en su última coronación, además de una intensísima preparación en el extranjero para dicha pugna, no se puede ser demasiado crítico con el adversario asequible que Kyoguchi tendrá frente a sí este miércoles, un tailandés como Tanawat Nakoon (11-0, 5 KO). No obstante, dejando de lado que la WBA no debería haber situado a este boxeador en el top 15, el promotor de Kyoguchi no debería haberle escogido un oponente tan por debajo del nivel de la cumbre como Nakoon, con 7 de sus 11 victorias logradas ante oponentes con más derrotas que victorias y cuyo mayor éxito fue obtenido ante un jovencísimo Marco John Rementizo al que derrotó de forma ajustadísima y como local.

Por ello, cruzándose un boxeador como Nakoon muy limitado técnicamente, con escasa velocidad y recursos, sin experiencia de calidad, sin victorias de relieve y que nunca ha peleado fuera de su país hasta ahora y otro como Kyoguchi con serias aspiraciones al número 1 de la división, que es un torbellino ofensivo con tremenda pegada y que es tan astuto como agresivo, la victoria antes del límite del campeón parece el resultado previsible, restando esperar que a finales de temporada se pueda materializar la unificación que el titular espera alcanzar.

Quizás el combate no ofrezca demasiado, pero es una pena que la cadena japonesa TBS no lo vaya a emitir en directo como el Ioka-Palicte, sino una semana después en diferido.