Daniel Pi
@BastionBoxeo

En marzo de 2015, Gary Russell Jr. (30-1, 18 KO) se proclamó campeón mundial con una espectacular actuación ante Jhonny González, pero desde entonces sólo se le ha visto subir al ring cuatro veces más o, dicho de otro modo, una vez por año, manteniendo su cinturón WBC del peso pluma, más que inactivo, secuestrado.

Y es que, tras su coronación, Russell defendió una única vez en 2016 contra un Patrick Hyland muy por debajo del nivel del top 15; contra el aspirante obligatorio Óscar Escandón en su única pelea de 2017; ante el retador oficial Joseph Díaz en su única pelea de 2018; y en una defensa voluntaria contra Kiko Martínez en su único combate de 2019.

No obstante, aunque tiene mucho por lo que callar, dado que hasta el sector del público estadounidense que más le apoyaba ha terminado por darle la espalda por su actitud basada en hacer lo mínimo posible para seguir siendo campeón, el caso es que Russell se ha convertido cada día más en un provocador dispuesto a traspasar cualquier línea.

Dicen quienes le conocen desde la época amateur que le gustaba faltar al respeto a sus rivales y compañeros, cosa que en su época profesional se ha traducido en declaraciones en las que ha criticado de manera absurda a púgiles como Leo Santa Cruz y a Miguel Berchelt, a los que ha infravalorado hasta el extremo. Con todo, nada de esto es comparable a lo que hizo el pasado septiembre, cuando grabó un vídeo al lado del padre de Leo Santa Cruz (que ha padecido una grave enfermedad) amenazándole. En la nauseabunda escena se pudieron escuchar cosas como estas:

Estoy al alcance del brazo, puedo tocarle, puedo ponerle las manos encima, Leo. Así que si quieres pelear contra mí yo no estoy jugando a nada. No pienses que puedes aparecer, correr por ahí y esconderte y desaparecer. Deja de hacer el tonto y ven a verme antes de que vaya a por tu padre. Ya le he tocado, podría haberle estrangulado de verdad si hubiese querido. Para de jugar conmigo, enano”.

Comportándose de manera tan rastrera, Russell lo único que ha logrado es que muchos aficionados sientan desprecio por él y que quienes todavía querían darle un voto de confianza piensen que es un maleducado y un fanfarrón que no respalda sus palabras sobre un ring, puesto que, si cree que todos los boxeadores están tan por debajo de él en nivel, hace años que podría haberse medido a uno de los miembros de la extensa élite del peso pluma, que ha vivido una gran época recientemente en cuanto a nivel de campeones y retadores.

Sea como sea, Russell sostiene, aunque no da pasos decisivos para apoyar su candidatura, que quiere que PBC le de una pelea contra Leo Santa Cruz o Gervonta Davis, y que de lo contrario incluso está dispuesto a abandonar ese barco para pasar a vincularse con otro grupo boxístico-audiovisual. Antes de que la situación respecto a su futuro se resuelva, este sábado en el PPL Center de Allentown (Estados Unidos), Russell realizará la que muchos han catalogado como su “pelea anual de 2020”, en la que se medirá a su retador obligatorio, el plata olímpico mongol Tugstsogt Nyambayar (11-0, 9 KO).

Nyambayar es en gran parte lo contrario de lo que Russell es, siendo el asiático un púgil bastante respetuoso, que nunca ha protagonizado una escena de la máxima controversia y que cumple con su cometido sin rechistar. Por ello, no son pocos los que desean que destrone al estadounidense y que, por fin, el título WBC vuelva a tener un ritmo normal de defensas.

Sin embargo, y aunque muchas casas de apuestas de forma muy extraña no han abierto todavía las pujas para este combate, lo cierto es que se considera que Russell es el favorito para imponerse, puesto que por su extraordinaria velocidad de manos, por sus afilados reflejos y por su dinamismo resulta un objetivo tremendamente difícil, especialmente para un boxeador como Nyambayar, bastante más lento de piernas, que se desenvuelve mejor con planteamientos menos dinámicos y que tiende a bajar las manos, cosa que le expondría a los golpes fugaces del campeón.

Con todo, comparativamente con el nivel de oposición al que ha hecho frente, Russell está posiblemente ante un rival que, junto a Díaz, es el más exigente que ha tenido frente a sí en su reinado. Esto es así debido a que Nyambayar es más alto y fuerte, posee una buena percepción de la distancia, escoge muy bien sus combinaciones y es hábil manejando los tiempos de la pugna y los contragolpes, de modo que perfectamente podría plantear un enfrentamiento elevadamente contendido si no es que la inactividad de un año que padece le pasa una factura determinante.

La velada encabezada por el Russell-Nyambayar dará inicio a las 3:00 h de la madrugada del sábado al domingo en hora española, siendo emitida en Estados Unidos por Showtime. En el respaldo televisado se incluye una pelea en el peso gallo entre el cubano Guillermo Rigondeaux y el excampeón mundial Liborio Solís (con un título de subcampeón WBA en juego) y una eliminatoria WBA del peso superpluma entre el puertorriqueño Jayson Vélez y el panameño Jaime Arboleda.