Darío Pérez
@Ringsider2020
Este sábado por la noche, en el Michelob Ultra Arena de Las Vegas, el estadounidense Devin Haney (25-0, 15 KO) arriesga su título mundial WBC frente al veterano Jorge Linares (47-5, 29 KO). El venezolano de 35 años será la prueba más dura en la carrera del joven de Matchroom Boxing, organizadora de la velada, que aún tiene que decidir el estado que ocupa dentro del boxeo mundial.
Para muchos en un escalafón inferior a los otros jóvenes que rondan el peso ligero (Teófimo López, poseedor de los otros tres cintos mundiales, Gervonta Davis, pese a sus coqueteos con otras categorías, y Ryan García, en recuperación de sus problemas de ansiedad), Haney quiere demostrar que seguirá venciendo cuando le suban el nivel de oposición y calidad de sus oponentes.
Un aspecto diferente es el de agradar y entretener al público, algo por lo que se le ha criticado por parte de los espectadores que siguen sus peleas, acusándole de conservador. Así fue, por ejemplo, en sus más recientes choques ante Alfredo Santiago y Yuriorkis Gamboa, a quienes posiblemente venció todos los rounds, pero nunca intentó noquear y dando la sensación de conformismo a la que aludíamos. En todo caso, técnicamente es un boxeador con tremendas cualidades, virtuoso de los conceptos defensivos y con marcado estilo amateur que deberá redefinir cuando se mida a atletas de primer nivel mundial.
¿Está Linares en ese escalafón aún? Es la gran incógnita de cara al pleito. Tras diecinueve años como profesional, el Niño de Oro residente en Japón se encuentra, un poco igual que Nonito Donaire en la misma noche, ante su último reto. ¡Y vaya reto! Ya en el lejano 2007, Linares fue campeón del mundo del peso pluma por primera vez ante el gran Óscar Larios.
A partir de ahí, innumerables batallas ha vivido Linares en varios pesos, enfrentándose a algunos de los mejores de esas categorías: Vasyl Lomachenko, Anthony Crolla (dos veces), Juan Carlos Salgado, Luke Campbell o Tony DeMarco, por citar algunos. La madrugada de este sábado, vivirá una de las últimas o la primera del enésimo renacer del hispano; el KO encajado ante Pablo César Cano en el primer asalto de su cita en enero de 2019 parecía acabar con su carrera, pero dos victorias después se encuentra ante la opción de volver a enfundarse un cinturón verde y oro.
El vicepresidente de Golden Boy, empresa que rige el destino deportivo de Linares, nos comentaba en exclusiva hace unos días, que el de Barinas está en el mejor momento de su carrera. Veremos si el sábado lo demuestra, con las apuestas y el resto de pronósticos en contra.
Las peleas de respaldo son relativamente atractivas. En la más incierta, disfrutaremos de un duelo fratricida con dos púgiles de Golden Boy, pelea de la que también nos habló Díaz, entre Jason Quigley (18-1, 14 KO) y Shane Mosley Jr (17-3, 10 KO), a diez asaltos en el peso medio. Combate de encrucijada, donde el ganador podrá plantearse metas ambiciosas y el perdedor quedará desplazado entrando en la treintena, quizá como trampolín para jóvenes prometedores. Igualmente, disputarán a doce rounds una eliminatoria para el título mundial IBF superpluma vacante el británico Martin Joseph Ward (24-1-2, 11 KO) y el sudafricano Azinga Fuzile (14-1, 8 KO). Ward es un viejo enemigo de la afición española, habiendo vencido a Sergio Blanco, Ruddy Encarnación y Juli Giner, mientras que Fuzile siempre ha peleado en su país natal y presenta grandes incógnitas sobre su rendimiento.
Abrirá la parte televisada de la velada el título mundial femenino WBC superligero, entre la campeona británica Chantelle Cameron (13-0, 7 KO) y la retadora puertorriqueña Melissa Hernández (23-7-3, 7 KO), que también sabe lo que son las mieles del triunfo en combates de este calibre, pero en el peso pluma. A sus 41 años, no parece rival de entidad para Cameron, ya que además lleva más de dos sin competir.
La velada se completará con varios combates de promesas de Matchroom, previsiblemente sin cobertura televisiva. Esta comenzará en DAZN a las 2:00 de la madrugada del sábado al domingo. De este modo, es previsible que, al menos, la pelea estelar de la otra velada importante del sábado (Oubaali-Donaire) sería posterior a este Haney-Linares.