Daniel Pi
@BastionBoxeo

El enfrentamiento estelar del evento organizado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos), protagonizado por los excampeones mundiales Adrien Broner (33-3-1) y Jessie Vargas (28-2-1, 10 KO), se saldó con un empate mayoritario y cartulinas de doble 114-114 y un 115-113 favorable a Broner. El combate, bastante entretenido, estuvo igualado, con ambos imponiéndose en un tramo de la pugna y dividiendo el control de la parte final.

En un inicio cauteloso por parte de ambos en el que cruzaron jabs en el centro del ring, Vargas se llevó la mejor parte, estableciendo un dominio con la mano adelantada que se mantuvo y expandió en el segundo round, en el que el estadounidense de origen mexicano anotó fuertes directos enlazados con uppercuts, ganchos al torso y a la cabeza y otros golpes de poder ante un Broner sin respuesta equivalente. Puede que no pareciese que Vargas hacía nada especial, pero lo cierto es que su trabajo era suficiente y de sobra para amasar una ventaja en las tarjetas. Tanto fue así que Broner empezó a mostrarse frustrado y a empujar para abrir hueco a sus combinaciones, aunque su adversario le replicó de forma conveniente en intensos intercambios.

Tras este mal comienzo, Broner salió en el cuarto episodio dispuesto a contener a su oponente, por lo que lanzó algunas buenas derechas, aunque en el resto del asalto Vargas se mantuvo tan firme como siempre contestando puño por puño y haciendo valer su frecuencia de golpeo para, con jabs, ganchos al cuerpo y uno-dos a la cabeza, seguir manteniendo bajo control la situación. Puede que en el quinto round Vargas se contuviese y Broner usase con mejor efectividad su gancho zurdo a la contra, pero en el sexto asalto el primero, que tenía una inflamación en torno a su ojo izquierdo, volvió a castigar al torso con insistencia y a prevalecer por número de golpes.

Pasada la mitad del combate ambos boxeadores dieron muestras de cansancio, pero éstas fueron más claras en el caso de Vargas, algo que Broner supo aprovechar para decantar de su lado varios asaltos con algunas oportunas combinaciones, potentes manos de poder en cruces de golpes y derechazos o uppercuts aislados. La remontada de Broner dejó en el noveno round un momento crítico para Vargas, que fue estremecido por un brutal uppercut y castigado con golpes enlazados. Pese a ello, después de descuidarlo durante muchos rounds, Vargas recuperó su jab en el décimo asalto, si bien siguió padeciendo cierto hostigamiento por parte de su rival, ganando un vital undécimo episodio en buena parte gracias a dicho puño. Por último, Broner aflojó equivocadamente en el restante round, haciendo que Vargas pudiese contestar a sus curvos con su mano adelantada.

El desenlace de empate, como es habitual, no convenció ni a uno ni a otro contendiente, creyendo ambos que merecieron la victoria y manifestando su desacuerdo con el veredicto. Ciertamente, tienen motivos para estar descontentos, dado que el resultando de esta exigente pugna no les servirá para ver su crédito y su cotización mejorados decisivamente, manteniéndose la situación preexistente, en los dos casos no demasiado buena. Esto es especialmente negativo para Broner que, como tantas otras veces, aseguró que esta iba a ser la pelea para demostrar su cambio pero que, contrariamente, expuso condensados todos sus fallos habituales antes y durante el choque. Así, debiendo estar a estas alturas de su carrera teóricamente en el punto culminante de su rendimiento pero estando en la práctica naufragando en un boxeo que no le sirve para imponerse solventemente a púgiles previsibles y limitados como Granados o Vargas, el tiempo juega totalmente en contra de Broner, siendo extremadamente pocos ya los que esperan que en el futuro próximo logre una estupenda victoria ante un púgil de relieve que consiga hacerle reflotar, menos aún cuando a duras penas puede mantenerse fuera de la cárcel.