Daniel Pi
@BastionBoxeo

Los azares del destino juegan de una forma muy peculiar con todos los deportistas pero en especial con los boxeadores, que de la noche a la mañana pueden verse alejados drásticamente de las grandes peleas o se pueden acercar a ellas con inesperada velocidad. Esto es algo que queda claro, si bien por diferentes motivos, en el caso de los contendientes recientes por la corona de Europa del peso gallo.

Uno de ellos es el actual poseedor del cinturón, el francés Georges Ory (10-2-1, 1 KO), que después de sufrir derrotas que pusieron muy en duda su proyección accedió a una inesperada oportunidad por el título de la Unión Europea vacante contra un rival asequible, haciéndose con un triunfo que le llevó de forma repentina a la pelea por la corona de Europa vacante. Asimismo, en ese choque logró una victoria contra pronóstico aunque muy polémica ante el británico Josh Wale, pasando así el galo de nada a todo en el plazo de un año.

Por su parte, Wale siguió el camino opuesto, ya que después de dejar atrás una muy mala racha de resultados con una sólida cadena de triunfos, en la que se coronó titular de Inglaterra y británico, ganándose el choque por el cinturón europeo, sufrió como visitante la citada injusta derrota ante Ory que derrumbó sus esperanzas y que ha podido ser el comienzo de un nuevo bache en su trayectoria (en su última pelea perdió intentando volver a ser titular británico).

Finalmente, si bien podríamos hablar por más tiempo de los avatares de los que han interactuado con este título, como las idas y venidas de Karim Guerfi en su posesión, debemos tratar el caso de Aramis Torres (7-1-1, 3 KO), quien por una desafortunada lesión perdió la oportunidad de disputar en suelo español una revancha ante Moncho Mirás que hubiese tenido en juego los cetros nacional y de la Unión Europea del peso mosca, tocándole por ello retornar a los rings combatiendo en Italia y contra un adversario muy complicado como Mohammed Obbadi por este título continental segundo en importancia.

No obstante, y aunque quizás Torres pensó tras su derrota por decisión unánime ante éste que sus perspectivas titulares se habían desvanecido un tanto, el púgil de Las Palmas accederá directamente, diez meses después de su último combate, a la disputa del campeonato de Europa, si bien esta oportunidad se producirá en una nueva división como el peso gallo (no existe el título del peso supermosca en las categorías masculinas EBU).

Para esta contienda Torres se deberá desplazar a la Salle Jean Bouin de la ciudad de Angers (Francia), algo que, tras el precedente del Ory-Wale también en suelo francés y con un juez en común, no resulta un factor de poca trascendencia ni un elemento alentador. Y es que si un hostigador con experiencia ante la élite británica como el arriba mencionado no logró evitar que los jueces diesen cartulinas difíciles de justificar, más complicado lo tendrá aún el español, con mucha menos experiencia y con un estilo de corte más técnico y, por lo tanto, más susceptible de recibir cuestionables veredictos a favor del local.

En cualquier caso, y aunque no deberá pasar por alto que no puede dejar un momento para la duda de los jueces, Torres deberá combatir sin preocuparse por otra cosa que no sea su boxeo y la forma de explotarlo para lograr una victoria que, pese a ser difícil, no es ni mucho menos inalcanzable.

Aunque esto no consuele a Wale, si precisamente enseñó algo el resultado del último combate de Ory es que este es batible, puesto que, pese a su movilidad, es posible alcanzarlo con nitidez con golpes de poder, cosa que un púgil como Torres, preciso, hábil, con buena gestión de la distancia y un eficaz directo, perfectamente podría aprovechar. Asimismo, aunque el campeón es veloz de manos, también lo es el aspirante, y Torres es más contundente con sus puños, quizás de forma aumentada tras el ascenso de peso desde la división del mosca a la del gallo.

Por ello, aunque las breves combinaciones de Ory podrían impresionar de más a los jueces, éstos deberían valorar la superior potencia de golpeo y claridad de Torres, quien, por su condición de visitante y por el boxeo elusivo al que suele recurrir el titular, posiblemente tenga que llevar la iniciativa y actuar en ese complicadísimo equilibrio del cazador al acecho de los mejores golpes pero sin sobreexponerse y atento para el contraataque de las arremetidas de su rival.

Sin duda, ascender dos categorías, después de una derrota y viajar fuera de tu país para medirte con diez meses de inactividad a un campeón de Europa, no es el esquema ideal que se elegiría para un boxeador. Con todo, ello no deja de poner de relieve la voluntad y el coraje del canario, ya que no hay que olvidar que Aramis Torres sólo tiene 23 años y nueve peleas pero que, a diferencia de otros púgiles del continente, no ha evitado peligrosos enfrentamientos como visitante ante contrincantes de nivel europeo aunque esto suponga un riesgo evidente.

Quizás, pueda volver a ofrecer los buenos momentos que tuvo ante Obbadi para alcanzar el triunfo ante un Ory menos complejo. Quizás, los condicionantes negativos con los que llega al duelo sean demasiado o su adversario tenga una gran noche. Sea como sea, con las pruebas de fuego que está afrontando Torres, peleas que de verdad pueden curtirlo como boxeador y darle un bagaje de calidad de suma utilidad, los resultados presentes pueden no ser tan importantes como lo que podría deparar su carrera cuando dentro de unos años alcance su rendimiento culminante como púgil profesional.

DECLARACIONES DE ARAMIS TORRES