Darío Pérez
@ringsider2020

Esta noche de sábado, entre helados, abanicos y ventiladores en nuestro país, ha visto cómo se desarrollaba una velada de Matchroom Boxing donde el peso pesado era claro protagonista sobre la tarima de un repleto O2 Arena de Londres, Reino Unido.

En la pelea principal de la noche, ya de domingo para el lector español, Anthony Joshua (26-3, 23 KO) y el finlandés Robert Helenius (32-5, 21 KO) se medían en una remodelada pelea tras haber sido el escandinavo llamado a sustituir a Dillian Whyte, multipositivo por sustancias dopantes. Sin nada que perder, Helenius salió más suelto que un estudioso Joshua, buscando combinar y mandar con su recto. Sin embargo, la pelea apelaba a Morfeo porque Joshua no arriesgaba y buscaba manos aisladas para imponerse en las cartulinas y Helenius parecía feliz por lograr una derrota honrosa, sin renunciar a un guantazo solitario que le diera la gloria deportiva y económica. Algunos abucheos del respetable rompían la monotonía de una contienda que, afortunadamente, en el séptimo asalto concluyó tras destapar Anthony Joshua el tarro de las esencias con una serie de golpes que desembocaron en un certero impacto en la barbilla de un Helenius que no pudo reponerse. Buena victoria de AJ que, sin embargo, deja dudas sobre su volumen de trabajo de cara a un futuro que apunta a Deontay Wilder.

La segunda pugna mas interesante presentaba al croata Filip Hrgovic (16-0, 13 KO) exponía su condición de aspirante mundial IBF ante el australiano Demsey McKean (22-1, 14 KO), ambos invictos hasta la tarde de hoy. Hrgovic comenzó bien, dominando con sus golpes curvos por fuera de la guardia de McKean, que poco a poco entraba en la pelea intentando pertrecharse desde su posición de zurdo. Fue bajando la intensidad poco a poco y volviéndose más tácticos los asaltos, incluso igualándose pese a la sensación de que El Animal tenía más boxeo que el oceánico. Muchas fueron las incorrecciones vistas, sobre todo por parte de McKean con sus continuos agarres, pese a que el nefasto árbitro hacía la vista gorda en la gran mayoría de ellas. Cuando parecía que Hrgovic, a quien también se le vieron ciertas carencias como ante Zhilei Zhang, se impondría a los puntos, un tremendo gancho impactó y desconectó al australiano; Marcus McDonnell, lento como un acuerdo de investidura, no llegó a la zona de impactos hasta que Hrgovic asestó varias manos más, algunas en la nuca, a un rival muy mermado, iniciando una cuenta que nunca terminaría.

En duelo transoceánico de viejos rockeros, lo que supuso el combate de semifondo de la noche, Derek Chisora (34-13, 23 KO) recibía y superaba al norteamericano Gerald Washington (20-6-1, 13 KO). Fue lo que esperábamos, una lucha a diez asaltos entre el gladiador con menos envergadura por entrar en la corta distancia y el mejor dotado técnicamente que busca que haya menos acción, imponiendo su boxeo a la espera. Chisora atacó, atacó y atacó hacia delante pese a sufrir un corte al final de la ceja desde bien temprano, pero Washington, que derribó al local terminando el tercer asalto sufriendo la ignorancia arbitral, se imponía en unos rounds que se daban siempre en esta tónica. Con altibajos, vaivenes y muchos matices, Chisora fue llegando con éxito poquito a poco al estadounidense, con cuentagotas, a pesar de sus envites plenos de buenas intenciones. El físico era la mayor incógnita sobre un mejor púgil, Washington, instalado en su quinta década de vida y con muchos pleitos perdidos en los últimos años, y fue exigiendo su peaje a un Gallo Negro que se diluyó y apenas sacó manos en los asaltos finales. Eso pudo dar la victoria a Chisora ajustadamente, pero no con las cartulinas de 98-93, 97-94 y 96-94 leídas por el icónico David Diamante, excesivas a todas luces.

Previamente, el título inglés de la zona sur, también a diez rounds, fue disputado por el joven Johnny Fisher (10-0, 9 KO) y Harry Armstrong (5-2-1, 0 KO). Fisher derribó a su orondo rival y parecía que lo iba a atropellar en el mismísimo primer parcial, pero Armstrong demostró gran capacidad de encaje para sobrevivir seis más. La pelea fue yendo con una marcha menos por parte de Fisher, pero con relativo dominio, hasta que en el séptimo una contra hizo que el árbitro contase al mermado Armstrong. Tras nuevos ataques a empellones y con un púgil dañado y cortado, viendo que el carnicero Lee Every no detenía el pleito, la esquina de Armstrong lanzaba la toalla para proteger la salud del valiente deportista.

Abrió la parte televisada de la función Campbell Hatton (13-0, 5 KO), en el peso superligero, que se impuso a Tom Ansell (10-5, 2 KO) con puntuación arbitral de 78-74, tras ocho asaltos con poco brillo.