Darío Pérez
@Ringsider2020
Foto: TGB Promotions

El Staples Center de Los Ángeles recibía ayer la visita de una de las grandes promesas del boxeo actual, Amílcar Vidal (12-0, 11 KO), al que le esperaba otro buen púgil imbatido, el texano Edward Ortiz (11-1-2, 4 KO). Y Vidal, en su debut como cabeza de cartel de una gran promotora como PBC, demostró que está ya para retos mayores.

El primer asalto contó con el habitual tiempo de estudio, viendo las guardias, los movimientos iniciales mutuos y con un mejor inicio de Vidal, que fue adaptando su boxeo para poder llegar a Ortiz con varias manos abajo, dada la defensa cerrada del estadounidense. Pero fue en la mitad del segundo episodio de los diez a los que estaba pactada la pelea cuando se precipitaron los acontecimientos: tras una primera mitad en las que apenas hubo agresión, en el ecuador de los tres minutos Vidal cruzó una mano excelente a la zona lateral del rostro de su rival, impactando en el oído.

Ortiz, sentido y desequilibrado, se refugió en las cuerdas, y el uruguayo fue rápidamente a lanzar un aluvión de manos que su desarbolado rival no podía evitar y, mucho menos, contrarrestar. El árbitro paró la pelea a los dos minutos del asalto.

Como dijo «Pety» Vidal recientemente a ESPABOX, ahora su agente Sampson Lewcowicz tendrá que decidir el próximo paso del diamante que tiene entre manos. Opciones, a buen seguro, no le van a faltar.