Darío Pérez
@Ringsider2020

Durante la historia del boxeo, a todos los niveles, este deporte ha servido para que muchas personas escapasen de vidas difíciles, de las calles, de coqueteos con la delincuencia y vida poco recomendable. Es curioso que este aspecto del pugilismo, su labor social positiva como catalizador de adrenalina y emociones, sea a menudo ignorado por quienes día a día lo denuestan.

Una de estas personas, y consciente de ello, es Adrien Broner. El campeón mundial en múltiples pesos, apodado «The Problem», volvió a los cuadriláteros con victoria el pasado sábado ante Jovanie Santiago, un triunfo para muchos inmerecido, para otros exagerado en las cartulinas, pero, en nuestra opinión, al que no se le podría aplicar la palabra «robo».

Este triunfo obtuvo muy pobres resultados para PBC en el canal estadounidense Showtime, lo que ha sido utilizado por muchos aficionados y periodistas contra Broner, ignorando que la gala competía con el combate entre Miguel Berchelt y Óscar Valdez de Top Rank en ESPN, mucho más interesante y competitivo.

Pero el estadounidense, animado por la victoria y por las sensaciones vividas tras dos años sin pelear, ha afirmado que va a seguir entrenando con la idea de progresar de nuevo hacia combates grandes; es más, lo que ha dicho es que «lo necesita». Concretamente, ha declarado que «quiero dos combates más este año, ojalá pudieran ser hasta tres. Si no estoy entrenando, siempre tengo problemas, así que la mejor manera de evitarlos es centrarme únicamente en el boxeo». Broner citó el juego, las mujeres y el alcohol como algunos de los factores que le han producido quebraderos de cabeza en los últimos años, lo que, efectivamente, derivó en múltiples problemas legales para el púgil de Cincinnati.

Regis Prograis es uno de los rivales que más suena para, a lo largo de este año, citarse con Adrien Broner en el ring, lo que sería un atractivo combate. Sin embargo, bien haría Broner en probarse antes contra un rival intermedio, porque el nivel exhibido el sábado le podría acarrear un disgusto en forma de nocaut severo ante Rougarou.