Manuel Valero
@Manu_Valero

Cuando un promotor con más de cincuenta años de experiencia como Bob Arum señala a un boxeador como su siguiente estrella, está claro que no es un campeón más. El estadounidense Terence Crawford (29-0, 20 KO) encabezaba anoche su primera velada en PPV, enfrentándose a Viktor Postol (28-1, 12 KO), que también se presentaba con un récord inmaculado. El MGM Grand parecía estar ubicado en Omaha y no en Las Vegas, dado el nutrido número de seguidores de Crawford presentes.

Descifrado el boxeo de Postol en los dos primeros rounds, el combate se convirtió en un monólogo de «Bud» desde su guardia zurda, conectando su potente mano izquierda con facilidad en el mentón del ucraniano.

A diferencia de en ocasiones anteriores, Crawford no aceleró el ritmo en busca de un nocaut al derribar dos veces a su rival en el quinto asalto.

Postol no encontró al estadounidense en el resto de la pelea, desquiciado por el juego de pies de un Crawford que se conformó con la victoria por puntos. La nefasta noche para el ucraniano se consumó en el undécimo asalto, cuando le fue descontado un punto por golpear en la nuca.

Las cartulinas (118-107, 117-107 y 118-107), convierten a Crawford en campeón mundial del peso superligero tanto de la WBO como del WBC, título que ostentaba Postol hasta la fecha.

El de Omaha quiere que su siguiente combate sea en noviembre frente a Manny Pacquiao, idea que no disgusta a Bob Arum. Freddie Roach, entrenador del filipino y de Postol, no descartó que esta pelea se realice en el peso superligero.