José Manuel Moreno
@josemorenoco

Esta vez les confieso que no me aburrió Wladimir Klitschko (63-3, 53 KO). En esta ocasión el gigante ucraniano salió a poner las cosas en su sitio y noqueó en el quinto asalto a un Kubrat Pulev (20-1, 11 KO) que contó con miles de seguidores en las gradas del O2 World Arena de Hamburgo pero que fue muy inferior a un boxeador como el ucraniano. Ya en el primero asalto pudo acabar todo. Mediado este primer episodio, dos andanadas de Wladimir derribaron al búlgaro, que a pesar de sus burlas al adversario, ya quedó tocado para el resto de pelea. En el segundo asalto, poco que contar, guardia muy alta del aspirante, pero apenas si lanzaba golpes a su rival. En el tercer asalto, los agarrones y golpes a la nuca del adversario abundaron, peligrando hasta la integridad del árbitro Tony Weeks. A todo esto, ambientazo por todo lo alto en las gradas, con división de aficiones casi al cincuenta por ciento, al menos en cuanto a ruido. Faltando un minuto para acabar este tercer asalto una derecha terrorífica de Waldimir fue el preludio de otra caída de Pulev apenas unos segundos después. El pómulo izquierdo de Pulev daba buena cuenta de la potencia del campeón.

El cuarto asalto resultó entretenido por lo igualado, con un Pulev más decidido y que al fin metió dos buenas combinaciones en la efectiva defensa del menor de los Klitschko. Asalto para el búlgaro en mi opinión. Y en el quinto, el desenlace que se veía venir. A falta de 49 segundos para el fin del mismo, un gancho de izquierda lleno de rabia del ucraniano se estrelló en la cara del búlgaro, al que dejó literalmente tumbado boca arriba entre los gritos de los seguidores del gigante de Kiev. No se pudo levantar Pulev, y cuando lo hizo, vimos la espectacular marca en su pómulo derecho, propio del puñetazo de una mole con espadas en vez de manos. Terminado el pleito, abrazo de Wladimir con su hermano Vitali, ahora salvador de la patria ucraniana. Pulev fue más fachada que realidad. Wladimir estuvo tremendo, como en sus mejores tiempos, demostrando al mundo entero que hay campeón mundial para rato.