Daniel Pi
@BastionBoxeo

Si el equipo de un campeón pretende ser sumamente cuidadoso con la elección de rivales para evitar que sea destronado, lo peor que le puede suceder, de cara a los intereses de los aficionados, es que en su primera defensa y ante un boxeador a medida sufra serias dificultades, como le pasó al único monarca mundial puertorriqueño de la actualidad, el titular WBO del peso mínimo Wilfredo Méndez (15-1, 5 KO).

Y es que, después de que recibiese una oportunidad mundialista cuestionable y de que se impusiese en ella con controversia y a los puntos como local, Méndez disputó un combate ante un Áxel Aragón sin victorias de relieve y al que ya había vencido abrumadoramente con anterioridad. Sin embargo, los planes salieron mal y, en un exceso de confianza, Méndez fue derribado y duramente estremecido, si bien finalmente evitó entrar en los decisivos asaltos finales al terminar la pelea antes de tiempo con una decisión técnica por un corte causado por cabezazo involuntario.

De ese modo, si contra una adversario con el que no debía padecer complicaciones terminó sufriendo, en la segunda defensa de su reinado Méndez volverá a enfrentarse este sábado, en el Hotel El Panamá de Ciudad de Panamá (Panamá), a un boxeador muy asequible para la élite de la división y que no se entiende cómo está ranqueado entre los 15 primeros del ranking WBO. Este es el veterano colombiano Gabriel Mendoza (30-6-2, 23 KO), cuyo único mérito en un año y medio ha sido vencer a los puntos a un Luis de la Rosa con récord parcial de 4 victorias y 14 derrotas en sus últimos 18 combates. Además, este éxito aislado vino precedido por muy amplias derrotas contra José Argumedo y Mark Anthony Barriga.

Es cierto que, en principio, Mendoza iba a ser el rival de Méndez en su primera defensa antes de que tuviese que ser sustituido por el citado Áxel Aragón, pudiendo argumentar la promotora del boricua que le debían una oportunidad. Pero la verdad es que no se puede pasar por alto que su elección originalmente ya fue debida a que no suponía ningún riesgo de calado para el campeón que, en teoría, debería poder imponer su velocidad de piernas, precisión y habilidad para hacer que el visitante salga derrotado con claridad, como le ha sucedió a Mendoza ante todos los rivales de nivel a los que se ha enfrentado en su trayectoria.