Daniel Pi
@BastionBoxeo

Volver a enfrentarse a un boxeador al que ya se ha derrotado con absoluta claridad tiene la evidente ventaja de limitar los riesgos de forma determinante. Con todo, también tiene un peligro, que no es otro que en la revancha se ofrezca una actuación inferior y se termine provocando el efecto contrario al que se pretendía.

Esto último es lo que le sucedió la pasada madrugada, en la Cancha Rubén Zayas Montañez de Trujillo Alto (Puerto Rico), al monarca mundial WBO del peso mínimo Wilfredo Méndez (15-1, 5 KO) (en la foto) que, enfrentándose por segunda vez a un boxeador al que había batido con nitidez como el mexicano Axel Aragón Vega (13-3-1, 8 KO), cayó a la lona y se tuvo que conformar con una ajustada decisión técnica. El veredicto fue dividido, dando los jueces un 68-65 y un 67-66 para Méndez y un 67-66 para Vega, siendo las dos primeras cartulinas más acertadas.

Durante los primeros tres episodios el dominio de Méndez fue evidente, utilizando su buen juego de piernas y su rapidez para alcanzar con directos y abiertos crochés a un Vega más bajo y menos técnico y que a penas podía impactar más golpes que los que anotaba entre agarres. Sin embargo, en el cuarto episodio el puertorriqueño se confío de más y aceptó algunos cruces de golpes en el centro de ring, siendo alcanzado por dos ganchos al rostro que le derrumbaron sobre la lona aparatosamente.

Afortunadamente para sus intereses, Méndez logró llegar a la campana de final de round, por lo que, aprovechando bien ese minuto de descanso, se restableció y durante el quinto asalto volvió a caminar el ring para terminar de recuperarse, episodio en el que, inesperadamente, pareció dañar a su oponente con golpes al torso. En cualquier caso, no sería esto el factor determinante sino un posterior choque de cabezas que provocó un corte en Vega, brecha que en el séptimo episodio llevó a la detención de las acciones.

El monarca se mostró muy feliz por haber logrado retener su corona, pero lo cierto es que evidenció lo que ya sugirió su controvertida coronación (en la que también sufrió un knockdown), que es un boxeador hábil pero vulnerable y con insuficiente experiencia, cosa que le lleva a cometer errores cruciales. Por ello, aunque la WBO posiblemente hará lo que esté en su mano para facilitar el reinado del único campeón mundial puertorriqueño de la actualidad, lo cierto es que en cuanto le llegue una defensa obligatoria ante un aspirante de la élite, o en cuanto escoja a un retador voluntario un tanto exigente, Méndez podría perder su cetro.