Darío Pérez
@Ringsider2020
Cuando parecía que se iba a resolver positivamente la negociación entre Tyson Fury y Anthony Joshua para la unificación total del peso pesado, un problema inesperado (o no, porque hay gente que especula con que este era el motivo que evitaba el anuncio oficial del combate) se ha vuelto a cruzar en el camino de los dos mejores pesados de la actualidad.
Un juez ha dictado en Estados Unidos que, tras meses estudiándolos, en los contratos de la segunda pelea entre Fury y Deontay Wilder, que ganó el británico por KO, se estipulaba una revancha inmediata que debe cumplirse antes del siguiente paso en su carrera. De este modo, no podría darse el combate ante Joshua sin antes volver a compartir cuadrilátero con el bombardero estadounidense antes del 15 de septiembre, según la solución ofrecida al litigio.
Aunque algunas fuentes apuntaban a que una cantidad de dinero podrían convencer a Wilder de hacerse a un lado para permitir la unificación, por las declaraciones de los protagonistas se apunta a que Tyson Fury tendrá que cumplir esa obligación contractual y enfrentarse a Wilder en verano, dejando para el próximo invierno, y quizá ya en Reino Unido, el Fury-Joshua, que quizá ya no fuera unificación total porque AJ, que tiene tres de los cuatro cinturones, debiera enfrentarse a algún retador obligatorio. Los saudíes, después de ofrecer más de cien millones de euros y la construcción de un recinto nuevo a puerta cerrada, se quedarían con la miel en los labios; nosotros, los aficionados también.
Por su parte, Joshua tendría como plan B un enfrentamiento con Oleksandr Usyk, con sus títulos IBF, WBA y WBO en juego. De ganar tanto él al ucraniano como Fury a Wilder, incluso se reforzaría su posición como los dos mejores púgiles sin límite en la báscula de su época. Pero el seguidor del boxeo se está empezando a cansar de que, sea por el motivo que sea, los mejores pocas veces se enfrenten entre sí…