Daniel Pi
@BastionBoxeo

Desde diciembre de 2013, cuando Kiko Martínez defendió su cinturón mundial IBF del peso supergallo ante Jeffrey Mathebula en Elche, no ha vuelto a producirse en suelo español un campeonato mundial, sequía que llegará a su fin este viernes en el Polideportivo José Caballero de Alcobendas, donde la madrileña Joana Pastrana (12-1, 4 KO) peleará ante la germano-turca Özlem Sahin (24-1-1, 8 KO) por el vacante título mundial IBF femenino del peso mínimo.

Sin dejarse llevar por el deseo de que el pugilismo nacional tenga un nuevo mundial en posesión, ni el de ver a la primera boxeadora de nuestra historia que captura un cinturón absoluto de uno de los cuatro grandes organismos actuales (María Jesús Rosa lo fue de la WIBF), lo cierto es que objetivamente Pastrana parece tener muy buenas opciones de coronarse, combinándose una miríada de motivos para sugerirlo.

Dejando de lado el hecho evidente de que peleará como local, algo realmente vital ante la perspectiva de haber podido tener que combatir por este cinto en Alemania, Pastrana contará sobre su rival con una apreciable ventaja en altura (1,61 m por 1,53 m) y una gran ventaja en juventud, teniendo la púgil de la escuadra Guantes de Lobo 27 años, 14 menos que los 41 que tiene Sahin. Por si esto no fuese poco, el rodaje y el momento actual de ambas boxeadoras parece dispar, con Pastrana habiéndose mantenido excelentemente activa en algo más de dos años desde su debut profesional con nada menos que doce peleas, margen de tiempo en el que la veterana visitante ha disputado sólo 27 rounds. Por último, y no menos importante, Pastrana parece una boxeadora superior, contando con una técnica realmente buena, un gran juego de piernas, hábiles esquivas y un control táctico manifiestamente superior al de Sahin.

Obviamente, estos positivos aspectos no deben nublar la visión global del encuentro. Sahin es una púgil con una amplia ventaja en cuanto experiencia, ya que ha disputado el doble de combates y de episodios, llevando relacionada con el entrenamiento de deportes de contacto la friolera de 20 años. Por otro lado, la motivación de saber que esta es la mayor y muy probablemente última gran oportunidad de su carrera debería empujar a Sahin a intentar pulverizar sus límites. Además, es una boxeadora físicamente muy fuerte, bastante agresiva y que tiene un avance muy compacto, en el que bloquea muchos golpes y siempre está dispuesta a tirar rápidas y potentes andanadas, que lanza con fluidez al ataque o al contragolpe en breves transiciones.

Pese a ello, Sahin no se ha enfrentado nunca a una oponente de la élite de la división, habiendo padecido su única derrota en su mayor reto, el disputado como local ante una Gretchen Abaniel que es elegida como defensa teóricamente asequible por parte de múltiples campeonas, habiendo perdido la filipina en sus seis asaltos mundiales. Por su parte, la única derrota de Pastrana llegó como visitante, en un duelo muy ajustado, en el que boxeó desde el inicio con una fractura en su mano derecha, y contra una púgil como la alemana Tina Rupprecht, que actualmente es una campeona mundial imbatida.

Evidentemente, sobre el ring este combate podría presentar un considerable grado de dificultad, más aún si Sahin, consciente de su crucial desventaja en alcance, trata de compensarla con abierto empuje y descarada búsqueda del cruce de golpes en la distancia media-corta. Con todo, con un buen uso del jab, con su destreza a la contra y, en definitiva, con su superioridad de recursos ofensivos y defensivos, Pastrana parece sobradamente capacitada para controlar a su adversaria desde la distancia larga y salir con el brazo en alto, iniciando en ese caso un reinado que podría escribir las páginas más brillantes hasta el momento del boxeo femenino español. Sea así o no, como parece indicar el potencial choque de estilos y la brevedad de los combates femeninos (diez asaltos de dos minutos), los aficionados pueden esperar una intensa y entretenida batalla.