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Se llenó y disfrutó el Pabellón del Ebro en una velada boxística a la que no faltaron las primeras autoridades municipales. El combate de fondo, a 6 asaltos en los 60 kilos entre el mirandés Kevin Baldospino (a la derecha en la foto) y el oyonés Fernando Gandarias, fue frenético y descarnado. El local demostró que, además de recursos técnicos, le sobra corazón para ir a la guerra y el de TitoBox de Logroño dejó patente el prestigio de guerrero corajudo que le precede.

El choque tuvo de todo: fases brillantes, cuatro caídas, un feo corte en un ceja y un deportivo abrazo al sonar la última campana. El primer asalto anunciaba una pelea con Baldospino dominando la media y larga distancia con el recto de izquierda, el uno-dos y sus buenos desplazamientos y Gandarias buscando colocar sus peligrosos volados de derecha para rematar en la corta. El segundo round rompió el guión. Un upper de derecha de Gandarias alcanzó al local en la frente y le aflojó las rodillas. El Pabellón del Ebro calló. El pupilo de Jesús Rodríguez y Abel Colomo en el Club Boxing miranda mostró una capacidad de recuperación a toda prueba. Gandarias pega duro y sus manos hacían daño incluso tres divisiones por encima. Tras la cuenta, como era previsible, Gandarias atacó con todo. Baldospino no dio muestras de aturdimiento y, lejos de tratar de sobrevivir al round, derribó en dos ocasiones a su oponente al que terminó salvando la campana.

A partir de este punto la batalla fue descarnada. Baldospino castigó con largas combinaciones a Gandarias en todas las alturas en los siguientes asaltos. Forzando una nueva cuenta tras una serie al abdomen y los costados. Gandarias mostró un pundonor a toda prueba: tras dar muestras de dolor, se incorporó al final del conteo para seguir lanzando su derecha en volado y upper. El pabellón del Ebro se caía. Por si esto fuera poco, en el cuarto capítulo, una cabezazo absolutamente involuntario de Gandarías abrió la ceja izquierda de Baldospino que comenzó a sangrar profusamente. José Luis Celaya evidenció su maestría como cutman zanjando el problema. Al final, un largo abrazo entre ambos púgiles bajo la ovación de la afición mirandesa y victoria por puntos en decisión unánime para un Baldospino que luce ahora un récord con 8 victorias, 3 derrotas y 2 nulos y reclama la oportunidad de disputar un título.

Clara victoria de Fran Mendoza y ovación para Rodolfo Sánchez
Antes, el joven Fran Mendoza se había apuntado su cuarta victoria en otros tantos combates desde su debut hace ocho meses en Ordizia. Está fue la primera que tuvo que aguardar la decisión de los jueces, que fue una clara decisión unánime. Cristian Narváez mostró la panoplia de recursos que arma a quien ya ha disputado más de 30 choques, tres títulos incluidos, uno de ellos conquistado. Amagó, se consagró al contrataque, combinó y se escabulló entre las cuerdas. Y presumió de capacidad de encaje. Mendoza colocó manos poderosas, tiró combinaciones, en la que le costaba situar más de un golpe preciso debido a la capacidad defensiva de un Narváez que, a pesar de todo, trastabilló en más de una ocasión.

En la previa fueron llamados al ring Jorge Vallejo, Diego Valtierra, José Molinillo, Natxo Mendoza y el actual aspirante al UE del superpluma, Jon Fernández. Todo ellos rodearon a Rodolfo Sánchez, “El Chino”, verdadera leyenda del boxeo mirandés, varias veces campeón de España y de Europa.

En los cruces de boxeo olímpico, los locales Oussama El Hajji y José Quiroz vencieron antes del límite. La donostiarra de la prolífica Escuela Anoeta, Amaia Pérez, se impuso a los puntos a la campeona de España y boxeadora local, María Muñoz, y el internacional italiano Remo Salvati doblegó a Vlad Ionut. También se disputaron dos combates de K12 entre los Mirandeses del Team Rabbit, Francesca Bello y Sergio Sandoya, ante los gasteiztarras Nekane Alda y Flavius Chiaburu.

El boxeo recupera latido en Miranda de Ebro gracias al buen trabajo del Club Boxing Miranda, el compromiso de la corporación municipal, el apoyo de los patrocinadores y la acogida de la afición local.