Daniel Pi
@BastionBoxeo

De forma cada vez más extendida se dice entre boxeadores y entrenadores de origen no mexicano que se debe evitar a toda costa combatir contra púgiles de México en los estados de California, Nevada y Texas, que cuentan con un gran número de personas provenientes de dicho país. Esta idea, tras muchas cartulinas polémicas, seguramente ganará todavía más espacio por lo sucedido la pasada madrugada en el Dignity Health Sports Park de la ciudad californiana de Carson (Estados Unidos).

Y es que, aunque el mexicano Rey Vargas (34-0, 22 KO), campeón mundial WBC del peso supergallo, y el retador japonés Tomoki Kameda (36-3, 20 KO) tuvieron una pelea muy disputada en la que las cartulinas debieron rozar por uno u otro lado el empate, dando varios expertos (entre ellos dos de los tres comentaristas de DAZN) la victoria al aspirante, las puntuaciones de los jueces volvieron a ser incomprensibles más allá de la corrupción o la negligencia, dando estos un triple e idéntico 117-110 para otorgar el triunfo unánime al monarca.

Por primera vez en mucho tiempo, Vargas aprovechó adecuadamente su altura y alcance durante la pugna, y además lo hizo de forma continuada, desplazándose por el ring usando su firme jab, su uno-dos y avanzando brevemente para conectar frecuentes combinaciones de curvos. La desventaja en estatura de Kameda resultó un factor decisivo, ya que, pese a su gran velocidad de manos, se vio claramente incomodado al intentar acortar la distancia y presionar a su adversario, teniéndose que contentar durante extensos periodos de la primera mitad con salteadas manos que no siempre pudieron compensar la cadencia del titular.

Con todo, desde la segunda mitad Kameda comenzó a mostrar una mejor gestión de los tiempos de ataque y una superior elección de puños, conectando nítidos ganchos zurdos y directos, por ejemplo en el octavo round, que llegaron a sacudir a su oponente y le obligaron a acelerar sus pasos. Lo cierto es que al nipón le siguió faltando continuidad en su trabajo, aunque en muchos momentos de la segunda parte sus manos fueron las mejores por asalto y las suficientes como para haber dejado las puntuaciones muy ajustadas, si bien perdió un punto en el último round al golpear, de forma absurda e innecesaria, cuando el árbitro les había ordenado que se separasen de un clinch.

Es justo decir que los aficionados presentes en el estadio, muchos de ellos mexicanos, abuchearon el veredicto y la entrevista de Vargas, pero ni ello ni la conexión con el país de estos del “Mexicanito” Kameda variaron el hecho de que la promotora Golden Boy Promotions puede ganar mucho dinero con la venta de entradas de los combates del campeón en el suroeste de Estados Unidos. De hecho, tras la pelea Vargas apuntó a una triple unificación de coronas ante otro boxeador que pelea en DAZN, el estadounidense-mexicano Daniel Román, monarca WBA-IBF del peso supergallo contra el cual se podrían generar grandes números en taquilla en un importante recinto, seguramente californiano.