Daniel Pi
@BastionBoxeo

En la tercera puesta en juego de su cinturón, el campeón WBO del peso pluma Óscar Valdez (23-0, 19 KO) tuvo un combate incluso más complejo de lo esperado, dado que llegó a visitar la lona, pero tirando de técnica y coraje contestó la caída con un knockdown a su favor y cerró la contienda ante el peligroso Genesis Servania (29-1, 12 KO) con un triunfo por decisión unánime y tarjetas de 117-109, 116-110 y 115-111.

Evitando los jabs del filipino con precisos pasos atrás, Valdez realizó entradas y salidas con ganchos enlazados en variación de altura que demostraron pronto su enorme superioridad técnica. Con todo, ante la firme presión de Servania, el mexicano poco a poco fue aceptando más los intercambios de golpes curvos, en los que sus magníficas esquivas y sus fuertes ganchos se impusieron con claridad mientras el retador erraba una gran cantidad de sus manos.

Aun así, la constancia y la tenacidad de Servania eran enormes, pareciendo que estaba aguardando la ocasión para encontrar un puño decisivo, que no tardó en llegar. En el cuarto episodio, tras conectar un gancho zurdo al cuerpo y aprovechando un descuido de Valdez (que trató de alejarse llevando las manos bajas), el aspirante impactó un directo que tumbó al titular, que antes de que terminase el asalto tuvo que soportar una fuerte ofensiva.

De todos modos, a pesar del enorme riesgo y aunque todavía podía estar afectado por el knockdown, Valdez, que quería impresionar a su público, decidió intercambiar golpes con su oponente en el siguiente asalto, decisión que le supuso encajar duros golpes pero que terminó dando resultados positivos, ya que se anotó un knockdown con un fortísimo croché de izquierda, aunque no pudo lograr el triunfo antes del límite en la reanudación.

Habiendo contestado a la caída y a su repercusión en las tarjetas y habiendo puesto en pie al público del Convention Center de Tucson (Estados Unidos), en la segunda mitad de la contienda Valdez decidió disminuir la intensidad de la pugna, si bien no desechó cuando pudo la ocasión de cruzar golpes con su rival. En cualquier caso, aunque Servania conectó algunas buenas manos de poder por su perseverancia y por los descuidos defensivos del mexicano, Valdez dominó de forma más amplia esta fase del campeonato, en la que usó su buen juego de piernas para girar constantemente en torno al retador y crear brechas defensivas que utilizó para conectar golpes elegidos.

Así se desarrolló la pelea, con ligeras variaciones, hasta el final, siendo mucho más firme el control del monarca cuando insistió con el jab y usó repetidamente el uno-dos y sus combinaciones de curvos y más difuso cuando, en contraste, redujo su frecuencia de golpeo, quizás afectado por un cansancio que resultó muy evidente en el duodécimo episodio. Sea como sea, cuando la pelea concluyó se había hecho con una victoria clara pero en una actuación que había tenido luces y sombras.

De nuevo, su gestión táctica no fue en todo momento la más acertada, recibió por su exceso de confianza golpes evitables y se vio afectado otra vez por un desgaste físico apreciable que terminó por condicionar parte de su actuación. Por otro lado, volvió a mostrar su capacidad para generar peleas espectaculares y su formidable equilibrio entre técnica y potencia, de modo que la situación ha cambiado poco en cuanto a su valoración y a la solidez de su boxeo respecto a su duelo ante Miguel Marriaga. Es por esto que quizás la prueba de fuego que demuestre definitivamente su lugar en la división le llegará en su próxima puesta en juego, ya seguramente a principios de 2018, en la que estará en manos de Bob Arum decidir si tiene la confianza suficiente en su boxeador para pujar por una pelea ante Carl Frampton, duelo que considera actualmente fácil de pactar, o si por el contrario prefiere situar a Valdez en un choque entre jóvenes imbatidos ante su compañero de escuadra Christopher Díaz, que sin duda sería un test mucho menos exigente y más adecuado para la necesaria evolución del púgil sonorense.