Daniel Pi
@BastionBoxeo

Muchos pensaban que cuando Oleksandr Usyk (17-0, 13 KO) (en la imagen) comenzase su andadura en el peso pesado el boxeo de este experimentaría modificaciones importantes. Pues bien, lo cierto es que esto no se reflejó en su primera pugna en la nueva división, puesto que, la pasada madrugada en el Wintrust Arena de Chicago (Estados Unidos), Usyk ofreció su clásica ejecución estratégica para, yendo de menos a más, desdibujar y menoscabar a Chazz Witherspoon (38-4, 29 KO), que abandonó en el descanso entre el séptimo y el octavo asalto.

Como tantas veces hizo en el peso crucero, Usyk comenzó el combate con gran cautela, caminando el ring y estudiando a su contrincante, un Witherspoon que dio alguna aislada advertencia con su directo diestro. Con todo, con el paso del tiempo el salteado uso del jab de Usyk se hizo más constante, dando la continuidad paso a verdaderos martillazos con el directo de mano adelantada y a las primeras pruebas con el recto de izquierda.

Minutos más tarde, el continuo desplazamiento del ucraniano se había moderado y era él quien cada vez poseía más tiempo la iniciativa, llegando con su uno-dos y su dos-uno o con su directo de mano adelantada enlazado con croché. Rápidamente, el estadounidense comenzó a sucumbir ante las diagonales y los afiladísimos directos de su rival, empezando a verse conducido a las cuerdas y siendo alcanzado en ellas por las características combinaciones de uppercut y croché del oro olímpico.

Finalmente, empezó a llegar el vendaval, que Usyk parecía controlar a su antojo intensificando las acciones o enfriándolas. A pesar de que parecía contenerse, inflamó los ojos de su adversario y provocó que saliese sangre de su boca. Witherspoon, desgastado, cansado y desbordado en todas las trayectorias, intentó lanzar golpes disuasorios para evitar la detención pero, sin posibilidades de triunfo, su esquina decidió acertadamente en el descanso entre el séptimo y el octavo asalto que no tenía sentido continuar.

Aunque seguramente no fue ante el oponente ideal, definitivamente Usyk es ya un peso pesado y ha demostrado en su primer duelo en la nueva división que su velocidad y su particular ejecución técnica se han trasladado a la perfección desde el peso crucero. Lógicamente, ahora restará responder a otras preguntas que se amontonan, siendo las principales cuál será su eficacia ante un peso pesado del top 15 o de la élite y si podrá soportar el castigo de estos, cuestiones que Usyk no tiene problemas en intentar contestar cuanto antes. Y es que en la entrevista posterior al combate declaró que aceptaría inmediatamente un enfrentamiento contra el ganador del Ruiz-Joshua II, de quien es aspirante obligatorio por la WBO.