Emilio Marquiegui
@EmilMarquiegui

El barcelonés Jorge Sendra es un tipo con suerte. El Salvaje, como le apodan, estaba en la selección española en preparación de los Juegos Olímpicos de Barcelona y fue a visitar a sus padres a Sudáfrica, donde residía su familia y había vivido desde pequeño.

Tenía 19 años en 1991 y acudió con un amigo en el coche de su padre al centro comercial, cuando al salir del vehículo llegó alguien por detrás, le agarró por el brazo y al darse la vuelta le disparó un tiro en la mandíbula que entró al cuello.
El proyectil provenía de un Magnum 44 que normalmente debería haberle volado la cabeza, pero como dice El Salvaje, «la bala se asustó al verme».

El ladrón le robó el poco dinero que llevaba y le hizo pasar varias semanas en la UCI y con mal pronóstico. Se recuperó, aunque con un problema en el habla que persiste, pero siguió con su pasión por el boxeo iniciando su carrera profesional en Sudáfrica y regresando a nuestro país para proclamarse doble campeón de España profesional, campeón de la Unión Europea del peso medio y estando muy cerca de proclamarse campeón de Europa.

El pasado sábado en la localidad de Sigüés (Zaragoza) recogió su premio al mejor boxeador español de 2003 y muy emocionado recordó cómo le acompañaban sus padres al gimnasio al comienzo de su carrera, cuánta gente le ayudó a recuperarse y sobre todo le agradeció la vida a su madre, en un emotivo relato.
En la actualidad reside en Londres, donde da clases de boxeo y ayuda a personas con problemas de adaptación social.