Nota de prensa

Nacido hace treinta años en Barcelona con un 88% de discapacidad, Nacho Ramos Soler está acostumbrado a luchar con las dificultades que la vida le ha puesto en su camino, saliendo vencedor en la mayoría de ocasiones. Conocido popularmente como “El Calorro”, este joven cordobés encontró en el boxeo hace varios años su forma de vida, entrenando diariamente hasta cuatro horas, además de servirle este deporte como terapia para mejorar su movilidad, que se ve seriamente afectada por la artrogriposis, una enfermedad de las denominadas “raras” para la que los investigadores todavía no han encontrado una cura.

Sus ganas de subir a un ring y emular a su admirado Julio César Chávez se vieron frenadas cuando desde la Federación Española de Boxeo se le comunicó que en nuestro país no está autorizado el boxeo para personas con discapacidad. Nacho, que se esperaba esta respuesta, pensando que podría competir en su disciplina al igual que otros deportistas con discapacidad, decidió presentarse al torneo Handi-Boxe, organizado por la Federación Francesa de Boxeo, costeándose los viajes de su bolsillo. En su primera participación, el púgil cordobés ya consiguió subir al podio, colgándose la medalla de bronce, boxeando con una licencia francesa, ya que la suya española no era válida. A su regreso a España, la historia de “El Calorro” se popularizó a través de las redes sociales, interesándose por él medios como La Sexta o el Diario Marca. Meses después llegó el estreno de un documental sobre su vida, que recibió varios premios en certámenes cinematográficos. Un año después, Nacho consiguió su objetivo, proclamándose ganador en Francia, exhibiendo la bandera española tras su victoria al igual que lo hiciese Kiko Martínez al proclamarse campeón del mundo del peso supergallo en Estados Unidos. Precisamente con el boxeador alicantino, Nacho realizó unos asaltos de manoplas en una velada en Andalucía, sorprendiendo a todos los espectadore con su trabajada técnica sobre el ring. No fue del gusto de la Federación Española de Boxeo esta exhibición, tratando varios miembros de la misma que no se llevase a cabo.

Uno de sus seguidores, el entrenador albaceteño Sergio Castillo, organizó una velada homenaje al propio Nacho el pasado 9 de septiembre, en plena Feria de Albacete, cruzando al otro lado del Atlántico las imágenes del cordobés golpeando las manoplas. Boxeadores profesionales como Petr Petrov o Wilfredo Vázquez Jr. lo animaron a seguir peleando, cautivados por su ejemplo de superación. Con el fin de ayudar a que los boxeadores españoles con discapacidad no tengan que sufrir la amarga experiencia de “El Calorro”, Castillo ha lanzado una campaña para que la Federación Española de Boxeo autorice los combates entre discapacitados en nuestro país, llevando más de cincuenta firmas recogidas en apenas dos horas. El propio Nacho, con el que nadie de la Federación Española de Boxeo se ha puesto en contacto para interesarse por su caso, cree que sería muy sencillo para los federativos implantar el boxeo paralímpico en España, ya que sólo tendrían que importar las reglas que en el resto de países, donde en los combates que disputan personas con discapacidad se valora más la técnica de los combatientes que la claridad de los golpes, a diferencia del boxeo profesional. Con esta iniciativa Nacho espera derribar su última barrera, y realizar por fin el que para él sería su combate del siglo: subir a un ring en España, ante su público y ahorrándose los desplazamientos al extranjero.