Julio González

Perico Fernández y “Dum Dum” Pacheco, provocaron uno de los mayores escándalos pugilísticos en la década de los años setenta.

La pelea se pactó al límite de los 65,500 kg, algo menos del límite del peso wélter. Perico era un ligero-superligero y Pacheco estaba entre el wélter, y en ese momento era el campeón de España del peso superwélter; Pacheco tuvo que hacer el esfuerzo de bajar de peso.

La velada estuvo organizada por Mundial Box, empresa que estaba dirigida por Bamala, Pons y Casadei. La intención era organizar en Madrid grandes galas para recuperar el mundo del boxeo que empezaba a decaer; ya lo habían hecho en Barcelona y ésta se suponía que era la primera gran velada.

Días antes del combate los dos púgiles estuvieron calentando la pelea en los medios de comunicación que se habían hecho eco del gran acontecimiento. Por parte de Perico había manifestado: “Pacheco no vale ni cuatro pesetas. Se va a enterar de lo que es un boxeador de verdad”, y después dijo: “He aceptado la pelea para que Pacheco se gane unas perrillas: está seco”. Por su parte Pacheco dijo: “Perico ha sido un muchacho que ha tenido mucha suerte, pero ya se le ha acabado. Le compraré unas gafas de sol y unas parihuelas,  yo le gano montado en un triciclo”

El combate se firmó con una gran bolsa para los boxeadores. Perico cobró 450.000 pesetas, mientras que Pacheco 350.000 pesetas, un presupuesto extraordinario para una pelea sin título en juego.

El combate se celebró el 27 de febrero de 1976 en el Palacio de los Deportes de Madrid, con un recinto completo de público que asistieron para el gran acontecimiento.

Ya en los dos primeros asaltos, Perico se encerró en su guardia y se pasó los asaltos corriendo para atrás, esperando las entradas de Pacheco, que parecía hacer algo más, pero sin agresividad ni empuje. Así fueron pasando los asaltos y la gente empezó a calentar el ambiente con gritos de ¡Tongo,tongo¡ Empezaron a volar almohadillas y botellas de cerveza.

En el sexto asalto el árbitro Sánchez Villar amonestó a los dos púgiles por falta de acometividad. En el séptimo, volvió a amonestarlos y en el décimo los descalificó por su falta de entrega.

Para calmar la bronca del público el locutor Paco Torres anunció por megafonía que el representante de la federación anunciaba que se les retendría la bolsa a los dos boxeadores; esto calmó al público.

Luego los dos púgiles tuvieron que salir del Palacio de los Deportes protegidos por la Policía. Al día siguiente, los diarios publicaban que los dos púgiles se fueron juntos a una conocida discoteca de Madrid. Perico y Pacheco siempre manifestaron su gran amistad fuera del ring.

Pacheco siempre comentó que el combate fue duro y que se golpearon de verdad.

Días después la Federación, una vez reunida la junta directiva, en base a lo dispuesto en los artículos 3, 19 y segundo apartado del 20 del Reglamento vigente de Faltas y Sanciones, tomó el acuerdo de sancionar a los dos boxeadores y sus respectivos preparadores con tres meses de suspensión en todo el territorio nacional, y el 75 por ciento de sus bolsas, cuyo importe sería destinado a la Asociación Nacional de exboxeadores.