Daniel Santana
@OscarSantana10

Tal día como hoy hace 27 años del último combate que mantuvo en vilo al país.
Los protagonistas eran, en la esquina roja, Policarpo Díaz Arévalo, «El Potro de Vallecas», popularmente conocido como Poli Díaz, 23 años, de Palomeras, barrio del distrito de Puente de Vallecas, campeón de España y ocho veces campeón continental en el peso ligero (61,235 kg).
Se presentaba con un récord impoluto de 32 victorias con 21 rivales vencidos antes del límite y con el firme convencimiento de convertirse en el octavo campeón mundial español.

En la esquina azul, Pernell Whitaker, 27 años, zurdo incómodo, nativo de Norfolk (Virginia), medalla de oro en los Juegos Olímpicos de los Ángeles en 1984 y en ese momento campeón mundial unificado en el peso ligero en las versiones (IBF- WBC -WBA).

Poli tan solo tuvo 10 días para aclimatarse, durante ese tiempo tuvo que pelear con un sobrepeso que dificultó los entrenamientos.
Como anécdota diremos que «Sweet Pea» (guisante dulce), como apodan al virginiano, le obsequió al Potro con un muñeco blanco, el cual él rompió y tiró a la basura según él por miedo: «A que me fuera a hacer vudú o algo».

El combate fue televisado en directo en Tele 5 en el mítico programa Pressing Boxeo, comentaron el combate en primera línea desde Virginia Jaime Ugarte y Xabier Azpitarte y en el plató se encontraba el que era en ese momento el preparador olímpico Elio Guzmán acompañado por nuestro segundo campeón mundial José Legrá. La pelea fue vista en directo por más de 3 millones de personas en plena madrugada, siendo récord de share en la cadena.

Llegó el día. El combate se celebró en el Score Arena, Norfolk, Virginia, en el patio del campeón.
El Potro recorrió el camino al ensogado con la canción «Bravo, campeón» que le habían compuesto los Chunguitos. En las gradas unos 7.000 espectadores, entre ellos unos estudiantes españoles que se hicieron sentir durante todo el encuentro.
La estrategia de Poli estaba clara «A por el KO desde el principio». El Potro salió desbocado, tuteando al campeón, Whitaker, ducho en las artes licitas e ilícitas del boxeo, que no cayó en provocaciones.
Al finalizar el primer asalto se le escuchó decir al de Vallecas «Como pega, eh». Poli cayó en el segundo, se levantó automáticamente, continuó con su boxeo a ráfagas, explosivo y falto de puntería. En el quinto, aproximadamente, un golpe le fracturó una costilla, lastrado, fue perdiendo fuelle y asaltos.
Volvió a caer en el séptimo, realmente parecía imposible que fuera capaz de llegar a oír las puntuaciones de los jueces. Apretó los dientes y continuó con su boxeo improvisado, a los problemas se había sumado una fractura en la muñeca.
El último asalto fue bastante movido, el Potro, producto de la frustración, le propinó dos cabezazos voluntarios al campeón, hubo caídas y agarrones.
A falta de unos pocos segundo para finalizar el combate, Poli conectó un golpe que hizo tambalearse al campeón, el de Vallecas se le fue encima como cazador a su presa pero la acción fue bruscamente interrumpida por el árbitro, aparentemente porque pensó que fue un resbalón por parte de Whitaker.
Se acabó. Decisión unánime (120-107, 119-107, 119-108) y conserva sus títulos Pernell Whitaker.
Después de este combate ambos siguieron boxeando durante una década más, con la diferencia de que Poli no realizó ningún combate de importancia y Pernell conquistó tres coronas más en diferentes pesos (superligero, wélter y superwélter).
Pero al final el destino no distingue, y ninguno de los dos supieron gestionar la fama y fortuna cayendo en una espiral de malas decisiones, drogas y problemas legales que acabaron con sus carreras.