Tyson Fury ha admitido que la decisión, para muchos no definitiva, de abandonar el boxeo no fue un capricho, ni una bravuconada ni una maniobra mediática.

Fury se enfrentó en tres ocasiones al tremebundo pegador Deontay Wilder, siendo la primera y la tercera contiendas especialmente duras con varias caídas para el británico, que aún es campeón mundial WBC del peso pesado.

En la tercera pelea, Fury ha reconocido tener varias contusiones en la parte de atrás de la cabeza, que le hicieron temer que podría presentar daños cerebrales permanentes. También ha declarado que apenas recuerda el combate, y que consideró retirarse inmediatamente.

Sin embargo, finalmente el Gypsy King optó por mantenerse activo en el boxeo y tuvo una cita pugilística con Dillian Whyte el pasado mes de abril que venció sin muchos apuros. Tras ella, sí que anunció que probablemente nunca volvería a subirse profesionalmente a un ring.