Manuel Valero
@Manu_Valero
Tyson Fury (25-0, 18 KO) dio una de las sorpresas del año imponiéndose claramente a Wladimir Klitschko (64-4, 54 KO) en el Esprit Arena de Dusseldorf, que se vistió de gala para la cita.
El británico estuvo mejor desde el principio ante un Wladimir Klitschko muy lento y escaso de ideas. El tiempo avanza incluso para los campeones y parece que el momento del campeón ucraniano a sus 39 años ha pasado.
En un combate donde ambos sacaron muy pocos golpes, Fury ganó el particular duelo de jabs, boxeando la mayor parte de la pelea como diestro. Klitschko apenas lanzó su letal directo de derecha ante un Fury que fue ganando confianza con el paso de los asaltos, permitiéndose los desplantes al campeón.
Además de no encontrar la llave para entrar en la guardia del británico, Klitschko sufrió un corte en el pómulo izquierdo que fue a más.
El inicio del noveno asalto fue un oasis dentro de la monotonía de la pelea, conectando Fury un croché tras la primera mano clara de Klitschko. Fury llegó al ucraniano en el undécimo asalto, quedando sentido. El árbitro Tony Weeks decidió descontar un punto al británico, tomando aire Klitschko.
Con todo perdido, el campeón salió a intentar conectar una mano que cambiase el rumbo del combate, animándose algo el público.
Tyson Fury se impuso en las cartulinas de los jueces (115-112, 115-112 y 116-112), poniendo fin al reinado de Wladimir Klitschko, que no perdía desde 2005. Tras recibir los cinturones WBA, WBO e IBF del peso pesado, Fury dedicó una canción a su esposa.
Se abren nuevos horizontes para el peso pesado con Deontay Wilder como campeón WBC y con Tyson Fury arrebatando sus coronas a Klitschko, aunque no sería descartable una revancha. Por detrás vienen hombres como Anthony Joshua o Joseph Parker llamando a la puerta. A pesar del show que ofrece Fury con sus desplantes y bromas, el peso pesado sigue sin tener el brillo y la emoción de otras épocas.