Darío Pérez
@ringsider2020

Parece que ser que siguen dándose los pasos adecuados para que se unifique completamente la categoría wélter, quizá la más densa en mezclar veteranos que copan las listas de los mejores boxeadores de cualquier peso y un relevo generacional totalmente garantizado.

El campeón mundial IBF, WBA y WBC Errol Spence Jr. (28-0, 22 KO) y el monarca WBO Terence Crawford (38-0, 29 KO) siguen su tira y afloja de negociación para enfrentarse a finales de año. Ambos invictos y con carreras extraordinarios, es ahora o nunca para los púgiles, ya por encima de 30 años. Y finalizado el problema de operar para compañías y televisiones diferentes, esa gran lacra del boxeo que tantos pleitos asombrosos nos ha robado en las últimas décadas, nada debería interponerse entre ambos; Bud es libre de ataduras contractuales y promocionales, así que puede pelear en PBC y Showtime o Fox, quienes siguen amparando a Spence. Los aficionados no aceptaríamos ninguna excusa para no verlos frente a frente rodeados de dieciséis maromas.

Aquí comenzamos con el problema, con el ego. El «yo mando y tú aceptas». ¿Hablábamos de lacras en el boxeo? El tener la imagen de uno mismo por encima del prójimo y no aceptar opinión ajena representa otro de esos frenos en nuestro deporte, por desgracia no solo propio de la élite mundial, sino en lugares mucho más cercanos que Estados Unidos o Gran Bretaña. Parece que el equipo de Spence proclama que el reparto del dinero que genera el hipotético envite tiene que ser favorable a él, pese a que Crawford exige el 50% para cada uno. El primero alude a sus tres cinturones y mayor número de apariciones previas en el modelo Pay Per View para fortalecer lo que consideran axioma, olvidando que Crawford ha sido campeón indiscutido e indiscutible del peso superligero.

Por fortuna, en las últimas horas el periodista Dan Rafael ha asegurado que se siguen dando pasos hacia un pacto para disfrutar de un Spence-Crawford. Pensamos que es, desde estas líneas y a nivel deportivo, el mejor combate posible que podríamos ver en la actualidad, incluso por encima de contingentes y aún lejanas propuestas como Davis-Lomachenko, Bivol-Beterbiev o Fury-Usyk; al menos, sin un ápice de calidad e incertidumbre que envidiar. Según el veterano reportero estadounidense nombrado, Las Vegas podría acoger esta cima del peso wélter hacia mediados de noviembre.

Todos salivamos por ver compartiendo espacio dentro del entarimado, más pronto que tarde, a Vergil Ortiz Jr. y Jaron Ennis, con permiso de Conor Benn, Eimantas Stanionis y otros maravillosos deportistas que auguran un futuro de vino y rosas. Sin embargo, dos leyendas están cerquita, parece que más que nunca, de darnos un combate de ensueño. Oremos a San Cassius para que así suceda.