Daniel Pi
@BastionBoxeo

Hace tres semanas uno de los máximos aspirantes del peso superligero, Regis Prograis, se coronó campeón mundial WBA en la primera semifinal del torneo World Boxing Super Series en los 63,5 kg. En la noche del sábado le llegó el turno de proclamarse monarca por primera vez en su carrera a la otra gran promesa de la división, un Josh Taylor (15-0, 12 KO) que, arropado por su público en el SSE Hydro de Glasgow (Reino Unido), destronó al titular mundial IBF del peso superligero Ivan Baranchyk (19-1, 12 KO) con una decisión unánime obtenida en un sensacional combate. Las cartulinas fueron acertadas, dando 117-109 y doble 115-111.

Ante la incontenible potencia de Baranchyk, inicialmente Taylor se mantuvo muy móvil para no ofrecer planos sencillos y responder con sus piernas a la presión de su rival. Por ello, con sus astutos pasos atrás y a los lados, sus desvíos y sus buenas contras en directo zurdo y con variados ganchos, el británico logró comenzar con buen pie aunque, como tantas otras veces en el pasado, aprovechó cualquier oportunidad para cruzar golpes en corta, dando así un margen para que Baranchyk tuviese mejores resultados, por ejemplo en el tercer round.

El peligro de los fortísimos hooks aislados del bielorruso estaba siempre presente, y aunque Taylor hizo valer su astucia con oportunos uppercuts, diagonales y fugaces combinaciones, en el quinto asalto fue alcanzado con mucha contundencia en intercambios, sufriendo además un corte, al igual que su rival, por un choque de cabezas.

Estando así las cosas, y cuando parecía que estaba algo desgastado, en el sexto round Taylor impactó un croché diestro en un cruce de golpes que tumbó al monarca que, tras ser hostigado brevemente, cayó a la lona de nuevo al recibir varios curvos y una izquierda. Con todo, lejos de venirse abajo, en el séptimo round “The Beast” Baranchyk atacó con muchísima valentía, produciéndose intercambios tan emocionantes como duros, donde la potencia física del campeón tuvo peso pero no tanto como la inteligencia de Taylor, que utilizó audaces contras para cortar las ofensivas rivales junto a vitales esquivas y afilados jabs.

Durante el último tercio de la pugna Taylor, como hizo en los precedentes episodios, osciló entre sus intentos por mantener los espacios y boxear siguiendo los consejos de su entrenador o dejarse llevar por su coraje y permanecer en corta descargando curvos contra Baranchyk, que tuvo un acierto con sus golpes de poder irregular, logrando mover ligeramente con determinadas ofensivas pero errando o siendo inefectivo con muchas de sus otras manos.

Comparativamente, no ganó con la facilidad que Prograis mostró ante Relikh, pero Taylor, peleando ante un adversario mucho más duro y temible, consiguió no sólo la victoria clara y merecida, sino también derribar dos veces al fortísimo Baranchyk e incluso superarlo en muchos momentos peleando en corta. Así, la unificación de coronas WBA-IBF del peso superligero que se disputará a principios de otoño entre Taylor y Prograis se perfila como una pelea extraordinaria, sin nítido favorito y entre dos púgiles sumamente versátiles, astutos y con pegada.