Stephen Fulton

Darío Pérez
@Ringsider2020
Fotos: Ryan Hafey/Premier Boxing Champions

PBC organizó la pasada madrugada una velada en el Park Theater de Las Vegas, Estados Unidos, siendo un combate entre dos campeones mundiales la estrella de la función.

El campeón mundial WBO, Stephen Fulton (20-0, 8 KO) y el del WBC, Brandon Figueroa (22-1-1, 17 KO) unificaron sus coronas en una pelea de mucha acción. Figueroa salió con empuje, quizá excesivo, a intentar derrotar a Fulton cuanto antes; si era en el primer round, mejor que en el segundo. Eso derivó en un boxeo un poco ansioso del texano, ante el que Fulton intentaba ejercer su control con el paso atrás y jab como armas más efectivas, sin renunciar al agarre cuando era menester. El de Pensilvania no tenía problema en tener las cuerdas a sus espaldas, algo que tampoco es del todo recomendable contra un pegador como el que tenía enfrente, como se mostró en el segundo asalto. La contienda, sin tener demasiada continuidad por las constantes intervenciones de un necesario Russell Mora, tenía la emoción de que podía pasar cualquier cosa en un momento dado, por las embestidas de Figueroa y las contundentes respuestas del sólido Fulton. Esta fue la línea con la que se llegó a la mitad de los teóricos doce parciales previstos, con la sensación de que el castigo se iba acumulando por ambos lados y la fortaleza y capacidad de resistencia serían decisivos si se seguía con esa intensidad.

Fulton-Figueroa

Y no aparecieron dichos factores, al menos no de manera decisiva, en esa segunda parte del pleito. La intensidad siguió en dosis muy elevadas, y el choque de estilos, eso sí, se fue acentuando cada vez más. Figueroa, duro, incisivo, perseguidor, buscando arrinconar a Fulton y asumiendo que se llevaría también su castigo como peaje; el campeón WBO, por su parte, cerrado en las cuerdas, abusando del abrazo para evitar el volumen de golpeo de su adversario y mostrando mejor técnica de boxeo cuando se peleaba en el centro del cuadrilátero. Más emoción que fluidez, como ya señalábamos, en un duelo que no será la pelea del año, pero tuvo muchos ingredientes que se le piden a un choque de unificación; entre ellos, la emoción e incertidumbre de ver cuál sería el veredicto de unos jueces que se tenían que decantar entre el empuje y la destreza. Sus cartulinas, llegado el momento, fueron leídas con 114-114, 116-112 y 116-112 a favor de Stephen Fulton, suponiendo una decisión mayoritaria que el público, mayoritariamente favorable al perdedor, no acogió con agrado. Muy cerrada nos salía a nosotros, estando mucho más de acuerdo con el empate que con ocho a cuatro en asaltos para el nuevo campeón unificado.

Los dos combates preliminares de la gala fueron competidos e igualados: Ra’eese Aleem (19-0, 12 KO) pudo con Eduardo Báez (20-2-2, 7 KO) en una dura prueba, también en el peso supergallo, y Gary Antonio Russell (19-0, 12 KO) se impuso a Alexandro Santiago (24-3-5, 13 KO), en la categoría gallo, resultado muy polémico vistos los méritos de uno y otro sobre el ring.