Daniel Pi
@Bastionboxeo

En la que podría ser la mayor sorpresa de la temporada 2017, el invicto campeón mundial WBC del peso supermosca Román “Chocolatito” González (46-1, 38 KO), considerado por muchos analistas el número 1 de todos los pesos, cayó derrotado por puntos en decisión mayoritaria ante el retador tailandés Wisaksil Wangek (42-4-1, 38 KO) (también conocido como su apodo Srisaket Sor Rungvisai) en el semifondo de la velada disputada en el Madison Square Garden de Nueva York, Estados Unidos.

El choque fue una verdadera batalla, con constantes intercambios de golpes (ambos lanzaron en torno a 1.000 puños según el conteo computerizado), alternativas y oscilaciones en la posesión de la iniciativa, aunque finalmente la incansable presión del tailandés, su enorme resistencia y su formidable capacidad de recuperación terminaron por decantar el enfrentamiento.

Las cosas no pudieron empezar peor para González, que en el primer round sufrió una cuenta al caer a la lona tras recibir un gancho diestro al cuerpo. Además, en el tercer episodio el nicaragüense padeció también un serio corte en su ceja derecha por cabezazo involuntario que sin duda debió condicionar su pelea, ya que este corte sangró abundantemente. La intensidad de los intercambios hizo que se produjesen cabezazos en más de media docena de ocasiones, produciendo cortes en ambos boxeadores, pero sobre todo en un “Chocolatito” que durante la segunda mitad del combate tuvo toda la cara ensangrentada. Como consecuencia de estas acciones, Wangek perdió un punto en el sexto asalto, aunque éste finalmente no resultó decisivo.

Ante la constante presión del retador, González no aplicó inicialmente su habitual frecuencia de golpeo pero, con la amenaza de que se pudiese encaminar a una temprana decisión técnica por su corte, en el tercer asalto aceleró las acciones y lanzó veloces series de directos y curvos haciendo retroceder a Wangek. De todos modos, éste volvió a la carga en el siguiente round, llevando la pelea a la distancia más corta y provocando constantes cruces de golpes en los que el monarca se vio obligado a tirar de calidad y a realizar plásticos cambios de línea para intentar neutralizar a su oponente.

Tras conectar ambos ganchos, uppercuts y directos de enorme dureza, pareció que “Chocolatito” podía romper el encuentro, puesto que finalmente logró hacerse espacios con su preciso directo y obligó a ceder terreno al retador, que incluso se vio hostigado y en apuros, especialmente por ganchos al hígado en el séptimo episodio.

Si bien éste pudo parecer el principio del fin, más aun teniendo en cuenta que la defensa de Wangek no es decisivamente buena, otra vez el excampeón reaccionó y, a base de contundencia, claridad de golpeo y férreo encaje, terminó por encadenar de su lado varios de los rounds del último tramo. Quizás hubiese sido necesario que se detuviese la pelea por la gran cantidad de sangre que se deslizaba por la cara de González, pero el encuentro siguió adelante, impactando el zurdo Wangek fuertes ganchos diestros y directos de izquierda que parecieron hacer mella en su rival, por momentos muy desgastado. En cualquier caso, el monarca cerró el encuentro con gran valentía, lanzando agresivas ofensivas que llevaron a su adversario a sufrir apreciables dificultades y a tener que concluir el encuentro agarrándose y corriendo por el ring.

Finalmente, el nocaut no llegó, de forma que los jueces otorgaron cartulinas de doble 114-112 y 113-113 para coronar de nuevo (ya poseyó este título en 2013) a Wisaksil Wangek como campeón mundial WBC supermosca, todo ello a la vez que Román González sufrió su primera derrota en cuarenta y siete peleas, perdiendo además la consideración de número 1 de todos los pesos que muchos le daban. Así, de momento, los planes para medirse en revancha a Carlos Cuadras quedan estancados, queriendo centrarse, según el mismo “Chocolatito” afirmó, en un duelo de desquite ante el eufórico Wangek, que en cambio sí podría medirse al mexicano, retador oficial al título.