Redacción Espabox
Cuando hace tres años, Manny Pacquiao vencía a Lucas Matthysse en Kuala Lumpur (Malasia) tras haber caído derrotado contra Jeff Horn en un cuestionable veredicto, el filipino arrebató al argentino el título regular WBA del peso wélter. Por encima figuraba el «Supercampeón» Keith Thurman, el realmente mejor boxeador de la categoría para este organismo, la Asociación Mundial de Boxeo, tan empeñada en confundir al aficionado y perjudicar al deporte que debería proteger.
Por tanto, Manny Pacquiao NO ERA campeón del mundo, pues mundo solo hay uno y campeón, también, ya que tenía a un púgil mejor considerado para la WBA dentro del peso wélter.
En enero de 2019, Pacquiao defendió este título de campeón que podríamos calificar de intermedio, ya que está en un segundo escalafón, contra Adrien Broner. En julio de ese año, el filipino derrotó a Thurman y, por fin, pudo ser considerado el mejor boxeador del peso wélter para la Asociación; en otras palabras, el campeón del mundo de verdad, el real, sin asteriscos, sin nomenclaturas equívocas, sin denominaciones onerosas para nuestro deporte, sin ningún pero.
Por otro lado, el cubano Yordenis Ugás disputó el título del que hablábamos al inicio, el regular vacante tras el triunfo de Pacquiao frente a Thurman, en septiembre de 2020 frente a Abel Ramos. Ugás venció por decisión dividida.
Cuatro meses pasaron solamente antes de que en enero de este año la WBA, en una de esas actuaciones arbitrarias a las que tanto nos tiene acostumbrados, prescindiendo absolutamente de criterios deportivos y lógicos, decidió despojar a Manny Pacquiao de su título absoluto, nombrándolo «campeón en receso» y promocionando a «Supercampeón» a Ugás.
Su explicación, francamente pueril, fue que el filipino llevaba mucho tiempo inactivo. A ver si no se enteraron de que estábamos padeciendo una terrible pandemia y de que el boxeo había estado parado por emergencia sanitaria, provocando que los grandes campeones peleasen poco a poco y con cuentagotas.
Sea como fuere, la polémica estaba servida y ahora le ha estallado a este veleidoso organismo. No contaban con que, pocos meses después, el centroamericano no tuviese ninguna pelea en el horizonte (lo que significa dinero para la WBA) y Pacquiao anunciase una pelea tremenda, con posiblemente el mejor oponente que podría encontrar: Errol Spence Jr, campeón mundial IBF y WBC del peso wélter.
Esto habrá pillado a la empresa de Gilberto Mendoza con el pie cambiado, y nos resultó curioso que, cuando se difundió el combate que se celebrará en un par de meses, el cartel no contuviese los títulos mundiales en juego.
Estimados lectores, ¿les encajan las piezas? ¿Qué creen que hará la WBA de cara al duelo entre Pacquiao y Spence? ¿Creen que se van a quedar sin llevarse algo? Sería bueno que así fuera por el bien del boxeo y por respeto a Ugás, el verdadero campeón, pero nos tememos que el receso del senador filipino llegará a su fin. Como siempre más importante el dinero que el deporte… ojalá nos equivoquemos.