Daniel Pi
@BastionBoxeo

Con la victoria de Josh Taylor (15-0, 12 KO) sobre Ivan Baranchyk el pasado sábado en Glasgow, además de la coronación mundial de un nuevo monarca IBF del peso superligero, se produjo la certificación de una unificación de coronas IBF-WBA en los próximos meses. Y es que esta pugna, segunda semifinal de las World Boxing Super Series en la rama del peso superligero, será sucedida por una final entre Taylor y el campeón mundial WBA Regis Prograis (24-0, 20 KO).

Esto implica que, como sucederá con Naoya Inoue y Nonito Donaire en la final del torneo del peso gallo, el ganador alzará el trofeo Muhammad Ali y dos cinturones mundiales. Con todo, el ganador del Taylor-Prograis podría no ser el único titular unificado del peso superligero que podamos ver antes de que termine 2019.

Según ha sido hecho público por implicados en ambos bandos de las conversaciones, el campeón mundial WBC del peso superligero José Carlos Ramírez (24-0, 16 KO) y el monarca mundial WBO de dicha categoría, Maurice Hooker (26-0-3, 17 KO), están negociando desde hace más de un mes una unificación de coronas, habiéndose llegado al punto de que el primero, perteneciente a la escuadra de Top Rank, ha solicitado permiso a Bob Arum para que le deje pelear en DAZN sólo para esa ocasión. Las últimas noticias señalaban que Arum y su equipo estaban evaluando los riesgos y beneficios de una cuantiosa oferta realizada por Eddie Hearn.

Por ello, parece que en esta temporada podríamos ver dos dobles titulares, uno que saldrá del duelo entre el británico Taylor y el estadounidense Prograis y otro que podría surgir del enfrentamiento entre los estadounidenses Ramírez y Hooker. De ese modo, la pregunta obligada es, ¿se enfrentarán ambos campeones unificados?

No hay que dar nada por sentado en el deporte, mucho menos en uno como el boxeo, sin calendarios fijos y claramente delimitados, pero la posibilidad de disputar una pelea por la corona de campeón indiscutido y cuádruple monarca unificado es un sueño para todo boxeador, más aún después de ver cómo dos top 5 de todos los pesos como Usyk y Crawford han cimentado sus posiciones actuales y los multimillonarios acuerdos que han firmado sobre esta condición de incuestionable número 1. Asimismo, el acceso al Salón de la Fama está prácticamente garantizado al haber logrado poseer las cuatro coronas de una división, sin poderse olvidar que si un titular trunca una unificación total su crédito jamás se recupera plenamente. Dicho lo cual, ¿Cómo se podría decir que no?

Así es muy posible que si el Hooker-Ramírez se produce, un duelo de unificación total le siga, no pudiéndose olvidar que Prograis fue nombrado aspirante oficial WBC tras su victoria ante Julius Indongo y que posee también el cinturón “diamante” de dicho organismo, que en teoría tiene la función de facilitar la unificación de coronas, si bien su utilidad hasta ahora ha sido cuestionable cuanto menos.

Por otro lado, el Consejo Mundial de Boxeo ha aclarado que revisará la cuestión de la defensa obligatoria del peso superligero tras las WBSS, habiéndose amagado desde el WBC con un posible nombramiento del ganador del torneo y doble monarca mundial como retador oficial a su campeón, existiendo el precedente inmediato del Lomachenko-Campbell, en el que el primero, titular WBA-WBO del peso ligero, ha sido situado como aspirante oficial al cinturón WBC, si bien este está vacante.

En muchas ocasiones el pugilismo más que darnos certezas nos da pistas y sospechas que trazan un mapa a veces realista y otras veces muy poco acorde a lo que finalmente llega a suceder. Sin embargo, en esta ocasión las fichas parecen encajar para que en 2020, y a poco que los implicados lo deseen, pueda surgir un indiscutible número 1 del peso superligero y se generen por el camino tres tremendas pugnas.