Daniel Pi
@BastionBoxeo

Si en el boxeo de élite se tuviese que señalar quién es el púgil más irregular seguramente muchos elegirían al británico Billy Joe Saunders (29-0, 14 KO), que puede dejar actuaciones de excelencia técnica seguidas por otras marcadas por el estancamiento táctico y la irresolución. Esta versión negativa del monarca mundial WBO del peso supermedio es la que se pudo ver la pasada madrugada en el Staples Center de Los Ángeles (Estados Unidos) contra el aspirante argentino Marcelo Cóceres (28-1-1, 15 KO) que, pese a entrar al combate con la máxima diferencia desfavorable en las cuotas de apuesta, ofreció una complicada pelea a Saunders. No obstante, el campeón finalmente logró un KOT en el undécimo asalto que mantuvo vivas sus aspiraciones.

Estratégicamente hablando, Cóceres dio una sorpresa al renunciar a llevar la iniciativa y ceder el centro del ring a su oponente, aguardando las entradas de Saunders para intentar contragolpear. Este planteamiento podría haber resultado nefasto contra el Saunders más veloz e incisivo, pero no teniendo la chispa de otras ocasiones, el británico se vio inmerso en un juego táctico en el que su elección de los tiempos de ataque y su selección de puños no resultaron adecuadas, encontrándose muchas veces con los abiertos crochés diestros y los directos del aspirante, acostumbrado a golpear en posiciones estáticas.

Saunders necesitaba un ajuste de calado, pero siguió en la misma tónica, si bien Cóceres cometió un error al insistir manteniéndose con la espalda a las cuerdas en lugar de intentar presionar con intensidad y buscar crear daños decisivos y desgastar las fuerzas de su adversario. Y es que cuando, en contadas ocasiones, cargó con determinación, el argentino encerró al titular mundial y lo alcanzó con manos potentes.

Llegada la pelea al tramo final, la victoria de Cóceres a los puntos era perfectamente justificable hasta ese momento (un juez lo tenía por delante 94-96, los otros dos 96-94 para Saunders), pero entonces su inexperiencia (era la primera vez que pasaba del décimo round) y su falta de bagaje de calidad salieron a relucir. En el undécimo asalto, Cóceres se descuidó, quedando mal posicionado y, por ello, exponiéndose a un uppercut zurdo al intentar esquivar agachándose, siendo rematado por una derecha que le llevó a la lona. Aunque se levantó, pocos instantes después volvió a sufrir un knockdown tras recibir un potente uppercut diestro seguido de un recto de izquierda, segunda cuenta que fue sucedida por una tercera caída, a causa de una serie de curvos, que llevó al árbitro a detener las acciones.

Con veteranía, Saunders esquivó la bala, pero el resultado final no puede hacer perder de vista que su boxeo no fue bueno la pasada madrugada. En la distancia larga no tuvo la precisión de anteriores ocasiones ni supo reconducir el desarrollo táctico de una pugna que le estaba resultando intrincada, viéndose por ello, en su debut en Estados Unidos, empujado a una insistencia en mantener la iniciativa que no le dio réditos y agravó la sensación de ineficacia.

De todos modos, aunque ha dejado mala imagen en diversos combates ante oponentes en teoría sin posibilidades (Artur Akavov o Willie Monroe son un ejemplo al que ahora se une Cóceres) en sus mayores peleas siempre ha ofrecido su mejor versión o, al menos, ha logrado salir con la victoria, por lo que, aunque este último combate le hará partir como no favorito ante cualquier púgil de la cúspide, a los seguidores de Saunders les queda la esperanza de que si el próximo año, como se pretende, logra enfrentarse a un boxeador de la élite del peso medio o supermedio podría volver a estar a la altura de las circunstancias y ofrecer el magistral desempeño de sus mejores noches. De lo contrario, si se llega a pactar un choque ante Callum Smith para primavera y Saunders se estanca tanto durante el duelo, lo más probable es que en lugar de encontrar una mano salvadora encuentre otra que le sentencie.

Haney mostró brechas
Dicen que si se pone un combate estelar de máxima calidad, el nivel medio de las actuaciones del respaldo aumenta. Si esto fuese cierto, haber puesto como choque principal una pelea de youtubers bien podría tener el efecto contrario y disminuir el nivel de las actuaciones de los púgiles que lo acompañan.
Además de tener Saunders una muy floja actuación, el peso ligero Devin Haney (24-0, 15 KO), si bien logró una victoria incuestionable, tuvo su pelea más difícil hasta la fecha contra el dominicano Alfredo Santiago (12-1, 4 KO), que le causó algunas dificultades iniciales y evidenció ciertas brechas en el boxeo del estadounidense.

Esto último no resulta nada raro ni grave en un púgil de 20 años como Haney pero, afirmando muchos osadamente antes de esta pugna que hoy por hoy “barrería” a Lomachenko y a toda la élite de la división, es especialmente relevante que Santiago, que no es ni un top 15 (era 17º WBC) y que nunca se había enfrentado a un púgil de nivel alto, consiguiese conectar manos de poder de gran claridad y anulase parte de la acometividad del invicto.

Teniendo velocidad y envergadura, Santiago usó sus armas para impactar curvos ante un Haney que no pudo tirar simplemente de explosividad para descerrajar su derecha y romper la pugna. Al contrario, tuvo que medir sus acciones y ser astuto, algo que se mostró en el quinto round, en el que con un uppercut diestro a la contra sucedido por un gancho de izquierda tumbó a su rival y alcanzó un punto de inflexión, puesto que Santiago quedó un tanto neutralizado tras esta caída. Así, con manejo del jab, actividad en el golpeo en clinch, cautela e inteligencia de ring, Haney fue controlando la segunda mitad y abrió el camino a sus golpes de poder, aunque las tarjetas de su victoria unánime final (triple 120-107) fueron excesivas y sesgadas.