Daniel Pi
@BastionBoxeo

El astuto promotor Frank Warren pensaba que su púgil, el campeón mundial WBO del peso medio Billy Joe Saunders (26-0, 12 KO), quizás estaba arriesgando incluso más de lo necesario al combatir por primera vez fuera de su país natal para afrontar como visitante el mayor test de su carrera ante un excampeón mundial con mucha pegada como David Lemieux (38-4, 33 KO), afirmando que, por ello, era el momento de la verdad para su carrera. Y no era ni mucho menos el único que pensaba que el peligro era elevadísimo.

Pues bien, siendo tanta la dificultad y la trascendencia de la pugna, y a pesar de estar las apuestas casi empatadas, el británico ofreció la mejor actuación de su trayectoria para dominar totalmente a su duro oponente, que a penas mereció asaltos y que perdió por decisión unánime con cartulinas de 120-108, 118-110 y 117-111, de las cuales la última puede ser incluso demasiado generosa con el local.

“A estas alturas del año pasado fui una vergüenza en Escocia. Nunca, nunca volveré a subir a un ring con una actuación como esa. Y eso es gracias a un solo hombre, Dominic Ingle. Si no fuese por él, mi carrera estaría acabada y terminada”, señaló tras el combate Saunders, aludiendo al cambio que ha experimentado en virtud a su nuevo entrenador desde la pésima imagen dejada ante Artur Akavov el pasado diciembre.

Ciertamente, su combate ante Lemieux fue la culminación de un emprendido proceso para recuperar su mejor boxeo, logrando finalmente en esta defensa anular plenamente a un púgil considerado como uno de los mejores peso medio de la actualidad.

El zurdo Saunders hizo parecer simplísimo lo difícil, controlando en todo momento la distancia para anotar jabs, uno-dos, ganchos diestros combinados con directos, uppercuts de mano adelantada y series de rectos con variación de altura que desdibujaron a un Lemieux que no se encontró cómodo ni por un instante. Los giros hacia la izquierda de su rival, las plásticas esquivas, especialmente las de cintura y las dinámicas, sucedidas ocasionalmente por agarres y una movilidad sostenida durante toda la contienda sin altibajos ni dudas permitieron a Saunders tanto controlar las acciones como entretener a un considerable sector de los espectadores con su buen trabajo defensivo.

Es verdad que Lemieux es un boxeador limitado técnicamente y que ante cualquier boxeador hábil podría sufrir pero, aun así, según el conteo computarizado sólo logró conectar 12 jabs por los 103 de Saunders, cosa que da muestra de la efectividad del monarca. Tras el combate Lemieux alegó que una lesión en su mano izquierda desde el segundo round le dificultó su tarea, pero no tuvo acierto tampoco con la derecha, su capacidad para acortar la distancia resultó a todas luces ineficaz y su defensa llena de brechas, siendo sorprendido por un potente gancho zurdo en un descuido en el segundo asalto.

Por su parte, Saunders, que esporádicamente dejó algunos gestos chulescos para provocar, agravando la merma moral de Lemieux e induciéndole a nuevos errores, logró estremecer a su rival claramente en el séptimo asalto con un uppercut enlazado con un croché de izquierda y otro de derecha. En los últimos episodios, el canadiense, que intentó presionar siempre que pudo, gastó las energías que le quedaban lanzando alguna tenaz ofensiva con la que tuvo algún acierto, pero igualmente los rectos de “Superb” siguieron imponiéndose, por lo que a Lemieux no le quedó más que felicitar a regañadientes a su adversario cuando la pugna terminó y los jueces le otorgaron el triunfo al titular.

Por primera vez desde hace muchos años, Saunders pareció estar a la altura de las expectativas que una vez su carrera generó, dejando un boxeo tan bueno que será a partir de ahora cuando se le acepte mayoritariamente y sin reservas como un púgil merecedor de un cetro mundial en la categoría de los 72,6 kg y se le empiecen a dar posibilidades antes los más insignes rivales. Además, contando con victorias en su récord sobre un Chris Eubank Jr. actualmente en auge, contra un complejo monarca como Andy Lee y ante un pegador como Lemieux, al que batió a domicilio y en un evento televisado por la poderosa HBO, Saunders adquiere la capacidad de poder aspirar a cualquier combate, obviando a priori las pretensiones de Daniel Jacobs o Demetrius Andrade, entre otros, para retar directamente a “GGG”: “Golovkin, sigues diciendo que quieres mi cinturón WBO. Pelea conmigo ahora. Sólo golpearás aire fresco”.